Sin ninguna duda, cada día, los países poderosos procuran ganar terreno mediante la imposición abierta o encubierta de cualquiera de los elementos de su identidad cultural, así por ejemplo, a través de la difusión de sus idiomas y de sus diversos productos (alimentos, bebidas, ropas, etc). En América, invadida por los ingleses, españoles, portugueses y franceses, se impusieron territorialmente los ingleses y españoles; sin embargo, el poderío inglés hoy invadió masivamente el mundo latino mediante una guerra de empoderamiento, silenciosa pero efectiva. Sin tener que ir muy lejos, en el Paraguay y en el entorno hispano-hablante, asistimos a la invasión del inglés con locuciones como: shopping, full, email, facebook, twitter, lobby, showroom, iphone, notebook, pendrive, blackberry, after office, coffee break, fashion, etc; y obviamente, en dicho proceso de colonización lingüística influyen tremendamente los medios masivos de comunicación que están “controlados” por los más poderosos. Estas lenguas hegemónicas al imponerse en otros territorios también posesionan al país que detenta el “poder”, violando de manera sistemática la soberanía nacional del más débil. Es más, las personas que se resisten a utilizar estas nuevas palabrasprácticamente “dejan de existir – no existen”. A tanto llegó la fuerza de la dominación que hasta nos pintan estas nuevas palabras como fáciles de decir más allá que resulten difíciles de pronunciar. Todo apunta a presentarnos a estos idiomas hegemónicos como los más fáciles, los exitosos, los que abren todas las puertas, los que nos comunican con el resto del mundo, los que tienen más estatus, los que nos asocian a una mayor y mejor formación académica y a un más elevado nivel de inteligencia. En fín, los beneficios que nos ofrecen estos super idiomas son innumerables y fabulosos. A no dudarlo, la idea de la globalización está directamente asociada a los intereses de empoderamiento de las potencias hegemónicas. La globalización es un gran negocio, es el negocio, de estos grandes países que mueven los hilos del mundo; por lo que podemos inferir que la globalización es a todas luces un proceso de dominación, en el cual los más fuertes se imponen a los más débiles. Mediante la globalización se “unifica” el mundo en torno al idioma, a las tradiciones, costumbres, producciones, etc de una sola potencia; o en otras palabras y usando una añeja frase: todos los caminos conducen a Roma. La aldea global apunta a convertir a todos en ciudadanos de un solo territorio, hablantes mayoritarios del inglés y consumidores acérrimos de todo lo que el gran imperio produce.
Se deduce entonces que en esa carrera de globalización cualquier modelo cultural extraño al que se quiere imponer se convierte en estorbo, molestia y peligro. De allí que a más de las estrategias de difusión masiva de las lenguas hegemónicas también existe un velado proceso de discriminación, invisibilización y anulación de cualquier otra lengua emergente. Aquí es donde el más grande -por cualquier medio- intenta constantemente comerse al más chico.
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MariiangelCrazy
Gracias:v Como escribiste todo rapido..?Pero igual gracias,Tendre que leer para analisar un poco:v
Sin ninguna duda, cada día, los países poderosos procuran ganar terreno mediante la imposición abierta o encubierta de cualquiera de los elementos de su identidad cultural, así por ejemplo, a través de la difusión de sus idiomas y de sus diversos productos (alimentos, bebidas, ropas, etc). En América, invadida por los ingleses, españoles, portugueses y franceses, se impusieron territorialmente los ingleses y españoles; sin embargo, el poderío inglés hoy invadió masivamente el mundo latino mediante una guerra de empoderamiento, silenciosa pero efectiva. Sin tener que ir muy lejos, en el Paraguay y en el entorno hispano-hablante, asistimos a la invasión del inglés con locuciones como: shopping, full, email, facebook, twitter, lobby, showroom, iphone, notebook, pendrive, blackberry, after office, coffee break, fashion, etc; y obviamente, en dicho proceso de colonización lingüística influyen tremendamente los medios masivos de comunicación que están “controlados” por los más poderosos. Estas lenguas hegemónicas al imponerse en otros territorios también posesionan al país que detenta el “poder”, violando de manera sistemática la soberanía nacional del más débil. Es más, las personas que se resisten a utilizar estas nuevas palabrasprácticamente “dejan de existir – no existen”. A tanto llegó la fuerza de la dominación que hasta nos pintan estas nuevas palabras como fáciles de decir más allá que resulten difíciles de pronunciar. Todo apunta a presentarnos a estos idiomas hegemónicos como los más fáciles, los exitosos, los que abren todas las puertas, los que nos comunican con el resto del mundo, los que tienen más estatus, los que nos asocian a una mayor y mejor formación académica y a un más elevado nivel de inteligencia. En fín, los beneficios que nos ofrecen estos super idiomas son innumerables y fabulosos. A no dudarlo, la idea de la globalización está directamente asociada a los intereses de empoderamiento de las potencias hegemónicas. La globalización es un gran negocio, es el negocio, de estos grandes países que mueven los hilos del mundo; por lo que podemos inferir que la globalización es a todas luces un proceso de dominación, en el cual los más fuertes se imponen a los más débiles. Mediante la globalización se “unifica” el mundo en torno al idioma, a las tradiciones, costumbres, producciones, etc de una sola potencia; o en otras palabras y usando una añeja frase: todos los caminos conducen a Roma. La aldea global apunta a convertir a todos en ciudadanos de un solo territorio, hablantes mayoritarios del inglés y consumidores acérrimos de todo lo que el gran imperio produce.
Se deduce entonces que en esa carrera de globalización cualquier modelo cultural extraño al que se quiere imponer se convierte en estorbo, molestia y peligro. De allí que a más de las estrategias de difusión masiva de las lenguas hegemónicas también existe un velado proceso de discriminación, invisibilización y anulación de cualquier otra lengua emergente. Aquí es donde el más grande -por cualquier medio- intenta constantemente comerse al más chico.