La alta concentración de sal del agua de mar hace que al beberla los riñones se pongan en marcha para filtrar y eliminar el exceso de sodio a través de la orina. Eso hace que al final perdamos más agua que la podemos haber bebido con el riesgo de deshidratación
La alta concentración de sal del agua de mar hace que al beberla los riñones se pongan en marcha para filtrar y eliminar el exceso de sodio a través de la orina. Eso hace que al final perdamos más agua que la podemos haber bebido con el riesgo de deshidratación