Es el principal derecho asertivo y de él se deriva el resto. Ser tu propio juez implica el derecho a tener tu propia opinión, tu propio sistema de valores y creencias y actuar en consecuencia. Esta actitud conlleva asumir que eres el máximo responsable de tu vida, así como que puedes elegir cómo pensar, cómo sentir y actuar en cada situación, liberándote así de los mandatos sobre lo que se debe o no se debe hacer.
Ser tu propio juez significa también poder expresar a los otros lo que sientes y piensas y afrontar que no les guste.
2. Derecho a elegir si nos hacemos responsables de los problemas de los demás
Esto implica tratar de respetar nuestros intereses al igual que los de las otras personas intentando buscar soluciones que conjuguen esta fórmula siempre que sea posible. Lógicamente, habrá situaciones en que ambos entrarán en conflicto y tenemos derecho a anteponer nuestras necesidades a las de los demás.
3. El derecho a elegir si queremos dar o no explicaciones
Si eres tu propio juez y te comportas según tus valores, pensamientos y opiniones, no tienes por qué justificarte ante los otros, en el sentido de intentar convencer a nadie.
Obviamente, las otras personas también tienen el derecho asertivo de poder expresar su opinión sobre si les gusta o no lo que estás haciendo. En ese punto, la mejor fórmula es si es posible llegar a un acuerdo. En caso contrario, puedes respetar tus preferencias u optar por las de ellos si es eso lo que decides.
4. Derecho a cambiar de opinión
Dado que cualquier situación puede ser vista desde múltiples puntos de vista y que la realidad está en permanente cambio, una persona asertiva tiene derecho a cambiar de opinión.
5. Derecho a cometer errores.
Se trata de uno de los derechos asertivos de mayor dificultad cuando caemos en la autoexigencia. Una actitud asertiva implica juzgarnos a nosotros mismos por los errores que cometemos, asumiendo que fallar es humano, es decir, algo normal y aprendiendo con responsabilidad del error para evitar cometerlo en situaciones futuras, pero liberándonos de las culpas asociadas.
6. Derecho a decir “no lo sé”
¿Podemos saber todo? No. Por tanto, ejercer este derecho conlleva darse permiso para preguntar con tranquilidad sobre aquellas cosas que dudamos, no tenemos claro o no comprendemos. No estamos obligados a tener respuestas para todo.
7. Derecho a no necesitar la aprobación del otro
Estamos ante uno de los derechos asertivos más importantes para conseguir armonía y plenitud en las relaciones personales. A todos nos gusta agradar a las personas es imposible poder agradar a todo el mundo. Conviene que de una forma asertiva aceptemos que hay personas a las que no les gustaremos de igual manera que a nosotros no nos gusta todo el mundo.
Condicionar nuestras acciones a la finalidad de gustar al otro, puede llevarnos a no ser fieles a nosotros mismos, a nuestros principios, a nuestros valores. Como señala Smith: “Nunca seremos libres si no somos capaces de arriesgarnos a hacer lo que deseamos, incluso si esto puede llevar consigo la antipatía del otro”.
8. Derecho a tomar decisiones ilógicas
Esto está relacionado con el primero de los derechos asertivos, el de ser nuestro propio juez. Tenemos derecho a elegir nuestros objetivos, a tomar decisiones al respecto que pueden escapara a la lógica de otros, de la mayoría, pero que son coherentes con nuestros criterios y valores.
9. Derecho a no comprender las expectativas ajenas
Ser asertivos significa que no tenemos la obligación de adivinar lo que los otros necesitan y esperan de nosotros. Es difícil descifrar expectativas ajenas y además, cuando nos embarcamos en ellos podemos cometer muchos errores.
10. El derecho a no ser perfecto
Y por tanto a no querer intentar la perfección… Intentar mejorar es positivo pero también lo es asumir que queramos progresar pero que no nos interese alcanzar la perfección. La actitud asertiva pasa por que cada uno de nosotros juzgue y valide sus metas.
Es el principal derecho asertivo y de él se deriva el resto. Ser tu propio juez implica el derecho a tener tu propia opinión, tu propio sistema de valores y creencias y actuar en consecuencia. Esta actitud conlleva asumir que eres el máximo responsable de tu vida, así como que puedes elegir cómo pensar, cómo sentir y actuar en cada situación, liberándote así de los mandatos sobre lo que se debe o no se debe hacer.
Ser tu propio juez significa también poder expresar a los otros lo que sientes y piensas y afrontar que no les guste.
2. Derecho a elegir si nos hacemos responsables de los problemas de los demásEsto implica tratar de respetar nuestros intereses al igual que los de las otras personas intentando buscar soluciones que conjuguen esta fórmula siempre que sea posible. Lógicamente, habrá situaciones en que ambos entrarán en conflicto y tenemos derecho a anteponer nuestras necesidades a las de los demás.
3. El derecho a elegir si queremos dar o no explicacionesSi eres tu propio juez y te comportas según tus valores, pensamientos y opiniones, no tienes por qué justificarte ante los otros, en el sentido de intentar convencer a nadie.
Obviamente, las otras personas también tienen el derecho asertivo de poder expresar su opinión sobre si les gusta o no lo que estás haciendo. En ese punto, la mejor fórmula es si es posible llegar a un acuerdo. En caso contrario, puedes respetar tus preferencias u optar por las de ellos si es eso lo que decides.
4. Derecho a cambiar de opiniónDado que cualquier situación puede ser vista desde múltiples puntos de vista y que la realidad está en permanente cambio, una persona asertiva tiene derecho a cambiar de opinión.
5. Derecho a cometer errores.Se trata de uno de los derechos asertivos de mayor dificultad cuando caemos en la autoexigencia. Una actitud asertiva implica juzgarnos a nosotros mismos por los errores que cometemos, asumiendo que fallar es humano, es decir, algo normal y aprendiendo con responsabilidad del error para evitar cometerlo en situaciones futuras, pero liberándonos de las culpas asociadas.
6. Derecho a decir “no lo s锿Podemos saber todo? No. Por tanto, ejercer este derecho conlleva darse permiso para preguntar con tranquilidad sobre aquellas cosas que dudamos, no tenemos claro o no comprendemos. No estamos obligados a tener respuestas para todo.
7. Derecho a no necesitar la aprobación del otroEstamos ante uno de los derechos asertivos más importantes para conseguir armonía y plenitud en las relaciones personales. A todos nos gusta agradar a las personas es imposible poder agradar a todo el mundo. Conviene que de una forma asertiva aceptemos que hay personas a las que no les gustaremos de igual manera que a nosotros no nos gusta todo el mundo.
Condicionar nuestras acciones a la finalidad de gustar al otro, puede llevarnos a no ser fieles a nosotros mismos, a nuestros principios, a nuestros valores. Como señala Smith: “Nunca seremos libres si no somos capaces de arriesgarnos a hacer lo que deseamos, incluso si esto puede llevar consigo la antipatía del otro”.
8. Derecho a tomar decisiones ilógicasEsto está relacionado con el primero de los derechos asertivos, el de ser nuestro propio juez. Tenemos derecho a elegir nuestros objetivos, a tomar decisiones al respecto que pueden escapara a la lógica de otros, de la mayoría, pero que son coherentes con nuestros criterios y valores.
9. Derecho a no comprender las expectativas ajenasSer asertivos significa que no tenemos la obligación de adivinar lo que los otros necesitan y esperan de nosotros. Es difícil descifrar expectativas ajenas y además, cuando nos embarcamos en ellos podemos cometer muchos errores.
10. El derecho a no ser perfectoY por tanto a no querer intentar la perfección… Intentar mejorar es positivo pero también lo es asumir que queramos progresar pero que no nos interese alcanzar la perfección. La actitud asertiva pasa por que cada uno de nosotros juzgue y valide sus metas.