Con frecuencia se considera que el suelo es un sistema abierto y dinámico, constituido por tres fases: sólida, líquida y gaseosa. La fase sólida está formada por los componentes inorgánicos y orgánicos del suelo.
La mayor parte de la superficie terrestre está cubierta por una delgada capa de suelo. Esta capa, cuyo espesor varía entre unos pocos centímetros y dos o tres metros, puede parecer insignificante comparada con la masa de nuestro planeta. Sin embargo, en esos pocos centímetros, los reinos vegetal y animal se encuentran con el mundo mineral y establecen con él una relación dinámica. Los vegetales obtienen del suelo el agua y los nutrientes esenciales mientras que los animales elaboran su propia materia a costa de los vegetales. A posteriori los residuos vegetales y animales retornan de nuevo al suelo, donde son descompuestos por la numerosa población microbiana que allí se encuentra presente. De tal forma que, la vida es esencial para el suelo y el suelo es esencial para la vida. Es evidente pues que resulta necesario conocer nuestros suelos y sus potencialidades en condiciones óptimas de utilización y que se debe también intentar conservar su capacidad productiva y ambiental, evitando que las actuaciones humanas sobre ellos disminuyan esa capacidad o provoquen la pérdida de algunas de sus funciones.
El suelo como sistema de tres fases
El suelo es un cuerpo natural tridimensional, que forma parte de un ecosistema y que está en equilibrio con el medio ambiente. Por ello, su estudio debe iniciarse en el campo, observando de forma detallada y precisa, tanto el suelo en su conjunto, como el medio en el que se encuentra (Moreno Caselles et al., 2000).Tiene como límite superior la atmósfera y un límite inferior difícil de ser definido. En general, el suelo pasa de forma gradual en su límite inferior a roca dura o materiales saprolíticos (Porta Casanellas et al., 2003).
Explicación:
EL SUELO COMO RECURSO NATURAL
En la figura 1 se puede observar que la fase sólida es la predominante en el suelo, ocupando entre el 50-60% del volumen total, mientras que las fases líquida y gaseosa se sitúan entre el 25-30% y el 15-20%, respectivamente.
1. El suelo es uno de los bienes más preciados que posee la humanidad. Permite la vida de los vegetales, de los animales y del hombre sobre la Tierra.
2. El suelo es un recurso limitado que se destruye fácilmente.
3. La sociedad actual utiliza el suelo principalmente con fines agrícolas e industriales. Toda política futura de ordenación del territorio ha de ser concebida en función de las propiedades del suelo y de las necesidades vigentes en la sociedad actual y futura.
4. Los agricultores y los agentes forestales deben de aplicar métodos para preservar la calidad de los suelos.
5. Los suelos deben de estar protegidos contra la erosión.
6. Los suelos deben de ser protegidos frente a la contaminación.
7. Toda implantación urbana debe de ser realizada de forma que tenga mínimas repercusiones desfavorables sobre las áreas circundantes.
8. Las repercusiones de las obras públicas sobre las tierras vecinas han de ser evaluadas desde el mismo momento en que tiene lugar la concepción del proyecto y tomadas las medidas pertinentes para paliarlas.
9. El inventario de los recursos edáficos es indispensable.
10. Es necesario un esfuerzo continuado de investigación científica y de colaboración interdisciplinar entre diferentes áreas para poder garantizar una utilización más racional del recurso suelo y su conservación.
11. La conservación de los suelos, como tal, debe ser objeto de enseñanza a todos los niveles y de información pública de una forma continuada.
12. Los gobiernos y las autoridades administrativas responsables han de planificar y gestionar un uso más racional de los recursos edáficos existentes.
Respuesta:
Con frecuencia se considera que el suelo es un sistema abierto y dinámico, constituido por tres fases: sólida, líquida y gaseosa. La fase sólida está formada por los componentes inorgánicos y orgánicos del suelo.
La mayor parte de la superficie terrestre está cubierta por una delgada capa de suelo. Esta capa, cuyo espesor varía entre unos pocos centímetros y dos o tres metros, puede parecer insignificante comparada con la masa de nuestro planeta. Sin embargo, en esos pocos centímetros, los reinos vegetal y animal se encuentran con el mundo mineral y establecen con él una relación dinámica. Los vegetales obtienen del suelo el agua y los nutrientes esenciales mientras que los animales elaboran su propia materia a costa de los vegetales. A posteriori los residuos vegetales y animales retornan de nuevo al suelo, donde son descompuestos por la numerosa población microbiana que allí se encuentra presente. De tal forma que, la vida es esencial para el suelo y el suelo es esencial para la vida. Es evidente pues que resulta necesario conocer nuestros suelos y sus potencialidades en condiciones óptimas de utilización y que se debe también intentar conservar su capacidad productiva y ambiental, evitando que las actuaciones humanas sobre ellos disminuyan esa capacidad o provoquen la pérdida de algunas de sus funciones.
El suelo como sistema de tres fases
El suelo es un cuerpo natural tridimensional, que forma parte de un ecosistema y que está en equilibrio con el medio ambiente. Por ello, su estudio debe iniciarse en el campo, observando de forma detallada y precisa, tanto el suelo en su conjunto, como el medio en el que se encuentra (Moreno Caselles et al., 2000).Tiene como límite superior la atmósfera y un límite inferior difícil de ser definido. En general, el suelo pasa de forma gradual en su límite inferior a roca dura o materiales saprolíticos (Porta Casanellas et al., 2003).
Explicación:
EL SUELO COMO RECURSO NATURAL
En la figura 1 se puede observar que la fase sólida es la predominante en el suelo, ocupando entre el 50-60% del volumen total, mientras que las fases líquida y gaseosa se sitúan entre el 25-30% y el 15-20%, respectivamente.
3. FACTORES DE FORMACIÓN DEL SUELO