Este libro surge como síntesis de un coloquio realizado en mayo de este año (2018), convocado por las mismas editoras: Sofía Arévalo, Carla Motto y Jorge Sánchez. La invitación ambas instancias, ha sido un llamado a PENSAR EL CUERPO (los cuerpos) atendiendo a la importancia de acceder a él/ellos desde perspectivas múltiples y transdisciplinares. Fundamentalmente, e incluso antes del espacio del pensar, se instala la necesidad de entender el cuerpo desde otras lógicas: ACTUAR EL CUERPO- EXPERIENCIAR EL CUERPO (sudar, reir, amar, tocar, excretar, gritar, pegar) son actividades orgánicas, emocionales, sensitivas que preceden al raciocinio y que nos recuerdan como somos animalidad, fuerza energética y devenir.
Toda actividad corporal es ante todo acción performativa, aspecto que -siguiendo la interrogante planteada por Daniela Catrileo en el libro- nos sitúa frente a la interrogante por las cualidades de la propia escritura como gesto físico, ámbito paradigmático en el que verificamos una verdadera eclosión entre el acontecer cultural e intelectual y el torrente, flujo y puro acontecer que es el cuerpo.
Esta materialidad orgánica y bestial que nos acompaña día a día y de la que no podemos escindirnos del todo sino hasta la muerte (quién sabe, quizás) es la que se devela como uno de los nodos de mayor incógnita y descontrol. Sobre el cuerpo recaen- como señala Foucault y recoge Jorge Sánchez- una serie de poderes, discursividades, representaciones y presiones, es en él donde inscribimos nuestra condición de sujetos- culturales anclados a un tiempo, y comunidad específica…. Es en él donde se manifiestan las principales zonas de combate, entre el afuera normativo y relacional hasta el adentro visceral e íntimo subjetivamente.
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Este libro surge como síntesis de un coloquio realizado en mayo de este año (2018), convocado por las mismas editoras: Sofía Arévalo, Carla Motto y Jorge Sánchez. La invitación ambas instancias, ha sido un llamado a PENSAR EL CUERPO (los cuerpos) atendiendo a la importancia de acceder a él/ellos desde perspectivas múltiples y transdisciplinares. Fundamentalmente, e incluso antes del espacio del pensar, se instala la necesidad de entender el cuerpo desde otras lógicas: ACTUAR EL CUERPO- EXPERIENCIAR EL CUERPO (sudar, reir, amar, tocar, excretar, gritar, pegar) son actividades orgánicas, emocionales, sensitivas que preceden al raciocinio y que nos recuerdan como somos animalidad, fuerza energética y devenir.
Toda actividad corporal es ante todo acción performativa, aspecto que -siguiendo la interrogante planteada por Daniela Catrileo en el libro- nos sitúa frente a la interrogante por las cualidades de la propia escritura como gesto físico, ámbito paradigmático en el que verificamos una verdadera eclosión entre el acontecer cultural e intelectual y el torrente, flujo y puro acontecer que es el cuerpo.
Esta materialidad orgánica y bestial que nos acompaña día a día y de la que no podemos escindirnos del todo sino hasta la muerte (quién sabe, quizás) es la que se devela como uno de los nodos de mayor incógnita y descontrol. Sobre el cuerpo recaen- como señala Foucault y recoge Jorge Sánchez- una serie de poderes, discursividades, representaciones y presiones, es en él donde inscribimos nuestra condición de sujetos- culturales anclados a un tiempo, y comunidad específica…. Es en él donde se manifiestan las principales zonas de combate, entre el afuera normativo y relacional hasta el adentro visceral e íntimo subjetivamente.