Hay una danza que se hace cuando se canta Kósima (yumare); es por un día y en ella se ofrece comida a Dios, como aprendieron los antiguos y como también nosotros debemos ser así en la tierra. El mismo Padre que nos cuida desde arriba es el que nos enseñó – a aquellos de los nuestros que vivieron primero – cómo debíamos hacer para que viviéramos compartiendo nuestra alegría todos los años; como fue en un principio, hace mucho tiempo, cuando apenas comenzaba la vida aquí en la tierra, que así vivía la gente. Si no vivimos así haciendo Yumari, no va a tener la fuerza el mundo, así haciendo Yumari alargamos nuestra vida, porque hacemos que Dios esté contento con nosotros; y también nos hace tener buenos pensamientos, junto con lo que nos aconseja el curandero. Así hacemos los rarámuri, para vivir contentos con nuestro Padre Dios.
El Yúmari lo hacemos todos los años, para pedirle o para agradecerle a nuestro Onoruame; y también para que , lo que nos dejó Onoruame, lo cuidemos muy bien. Hay que queremos los unos a los otros. El Nacuba es lo mismo que le yúmari; es donde ofrecemos la semilla y damos vuelta en la cruz para que nos vaya viene en el año. Los anayáwari (ancestros) nos enseñaron que cuidemos la tierra. Onorúame nos dio para que sembráramos maíz, frijol y también nos enseñó que viviéramos festejando matachines, Nakuba y vivir unidos.
Nos dio el Yúmari, que es nuestra costumbre y tradición para llamar al agua y temibén los consejos de los gobernadores de nuestra comunidad. Hay que extender la mano como hermanos entre todos los que estamos aquí.
A nosotros nos da mucho gusto y alegría cuando nos da consejo el curandero rarámuri en nuestra comunidad y nos tiene juntos, donde pertenecemos. En la ceremonia recibimos todos juntos consejo: hombres, mujeres, niños y niñas. Y ahí organizamos las fiestas para tales fechas, el Yúmari, matachín y Nakuba.
Al final de la fiesta hacemos un pequeño juego de bola, ariweta y palillos, nos invitamos, cada quien a su compañero, para tomar unas güejas de batari (teswino). También celebramos cuando hay nuevas cosechas, cuando hay elotes, ejotes y papas, ofreciéndolo al Dios en le templo. Y celebramos los días grandes de semana santa.
Esto es lo que nos da fuerza lo que nos dejó Dios y estar unidos en familia.
Nakoá olliwanali rikollichi omawia wiroa pechiwi reko:
Hay una danza que se hace cuando se canta Kósima (yumare); es por un día y en ella se ofrece comida a Dios, como aprendieron los antiguos y como también nosotros debemos ser así en la tierra. El mismo Padre que nos cuida desde arriba es el que nos enseñó – a aquellos de los nuestros que vivieron primero – cómo debíamos hacer para que viviéramos compartiendo nuestra alegría todos los años; como fue en un principio, hace mucho tiempo, cuando apenas comenzaba la vida aquí en la tierra, que así vivía la gente. Si no vivimos así haciendo Yumari, no va a tener la fuerza el mundo, así haciendo Yumari alargamos nuestra vida, porque hacemos que Dios esté contento con nosotros; y también nos hace tener buenos pensamientos, junto con lo que nos aconseja el curandero. Así hacemos los rarámuri, para vivir contentos con nuestro Padre Dios.
El Yúmari lo hacemos todos los años, para pedirle o para agradecerle a nuestro Onoruame; y también para que , lo que nos dejó Onoruame, lo cuidemos muy bien. Hay que queremos los unos a los otros. El Nacuba es lo mismo que le yúmari; es donde ofrecemos la semilla y damos vuelta en la cruz para que nos vaya viene en el año. Los anayáwari (ancestros) nos enseñaron que cuidemos la tierra. Onorúame nos dio para que sembráramos maíz, frijol y también nos enseñó que viviéramos festejando matachines, Nakuba y vivir unidos.
Nos dio el Yúmari, que es nuestra costumbre y tradición para llamar al agua y temibén los consejos de los gobernadores de nuestra comunidad. Hay que extender la mano como hermanos entre todos los que estamos aquí.
A nosotros nos da mucho gusto y alegría cuando nos da consejo el curandero rarámuri en nuestra comunidad y nos tiene juntos, donde pertenecemos. En la ceremonia recibimos todos juntos consejo: hombres, mujeres, niños y niñas. Y ahí organizamos las fiestas para tales fechas, el Yúmari, matachín y Nakuba.
Al final de la fiesta hacemos un pequeño juego de bola, ariweta y palillos, nos invitamos, cada quien a su compañero, para tomar unas güejas de batari (teswino). También celebramos cuando hay nuevas cosechas, cuando hay elotes, ejotes y papas, ofreciéndolo al Dios en le templo. Y celebramos los días grandes de semana santa.
Esto es lo que nos da fuerza lo que nos dejó Dios y estar unidos en familia.