En la cebolla encontramos el selenio, un antioxidante muy eficaz. Contiene igualmente fructosanas y potasio, elementos conocidos esencialmente por sus efectos diuréticos, así como algunos compuestos sulfurosos con virtudes anticancerígenas.
La cebolla ejerce igualmente una acción hipoglicémica y combate la proliferación de bacterias. A parte de esto, este bulbo de la familia de los aliáceos ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares, sobre todo cuando se consume cruda y particularmente fresca.
Beneficios del ajo
En cuanto al ajo, encontramos exactamente las mismas virtudes: estimulación del sistema inmunitario, prevención de los riesgos de enfermedades cardíacas, así como muchos tipos de cáncer. El ajo es también un buen aliado para combatir el colesterol malo, ejerciendo efectos antioxidantes y antibióticos sobre el conjunto del organismo.
Además de todos estos beneficios, las propiedades drenantes del ajo favorecen la regulación de la tensión arterial. A largo plazo el ajo, así como la cebolla, permiten combatir la hipertensión. Ambos son muy recomendables en cuanto al consumo diario.
En la cebolla encontramos el selenio, un antioxidante muy eficaz. Contiene igualmente fructosanas y potasio, elementos conocidos esencialmente por sus efectos diuréticos, así como algunos compuestos sulfurosos con virtudes anticancerígenas.
La cebolla ejerce igualmente una acción hipoglicémica y combate la proliferación de bacterias. A parte de esto, este bulbo de la familia de los aliáceos ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares, sobre todo cuando se consume cruda y particularmente fresca.
Beneficios del ajo
En cuanto al ajo, encontramos exactamente las mismas virtudes: estimulación del sistema inmunitario, prevención de los riesgos de enfermedades cardíacas, así como muchos tipos de cáncer. El ajo es también un buen aliado para combatir el colesterol malo, ejerciendo efectos antioxidantes y antibióticos sobre el conjunto del organismo.
Además de todos estos beneficios, las propiedades drenantes del ajo favorecen la regulación de la tensión arterial. A largo plazo el ajo, así como la cebolla, permiten combatir la hipertensión. Ambos son muy recomendables en cuanto al consumo diario.