Los bosques y las selvas constituyen ambientes naturales insustituibles. Poseen varios estratos vegetales que suelen estar caracterizados por árboles de diferentes tallas, arbustos, helechos arborescentes, plantas de menor porte y un rico sotobosque de hierbas adaptadas a condiciones de menor iluminación y mayor humedad que los estratos superiores. Estas “capas”, cuyas estructuras vegetales entrelazan ramas, raíces y troncos, proveen una gran diversidad de hábitats a otras especies de plantas, parásitas y trepadoras, y de los más variados animales. Por lo tanto, la desaparición de bosques y selvas como consecuencia de la tala indiscriminada no sólo produce una disminución de la biodiversidad vegetal sino también representa la pérdida irreversible del hábitat natural de esas numerosas especies animales.
Las zonas de bosques y selvas más vulnerables son las situadas en climas tropicales y subtropicales, las de mayor biodiversidad del planeta. Allí, vastas extensiones de bosque húmedo han sido arrasadas por ejércitos de leñadores y topadoras de desmonte. El uso de estas tierras para cultivos agrícolas y cría de ganado resistente al calor, así como la utilización de los recursos naturales con fines diversos (industria maderera, textil, farmacéutica y otras) dio como resultado el devastamiento progresivo de tales áreas. Expertos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calcularon que sólo en América Latina y el Caribe, Asia y África se ha llegado a talar hasta la superficie equivalente a la de un estadio de fútbol por minuto.
La desaparición de la cubierta vegetal de bosques y selvas ha conducido a la erosión y desertización de muchas zonas de la Tierra, en virtud de la fragilidad y labilidad del suelo boscoso y selvático una vez desprotegido de su cobertura vegetal natural. Este hecho se produce con mayor rapidez en zonas tropicales y subtropicales húmedas, donde además aumenta considerablemente el escurrimiento superficial del agua de lluvia y “lava” los terrenos con mayor facilidad. Por otro lado, esta pérdida de superficies boscosas y selváticas contribuyó, entre otros factores, al llamado Cambio Global, por la disminución relativa de la humedad a niveles no sólo locales sino también regionales y mundiales
Los bosques y las selvas constituyen ambientes naturales insustituibles. Poseen varios estratos vegetales que suelen estar caracterizados por árboles de diferentes tallas, arbustos, helechos arborescentes, plantas de menor porte y un rico sotobosque de hierbas adaptadas a condiciones de menor iluminación y mayor humedad que los estratos superiores. Estas “capas”, cuyas estructuras vegetales entrelazan ramas, raíces y troncos, proveen una gran diversidad de hábitats a otras especies de plantas, parásitas y trepadoras, y de los más variados animales. Por lo tanto, la desaparición de bosques y selvas como consecuencia de la tala indiscriminada no sólo produce una disminución de la biodiversidad vegetal .
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Los bosques y las selvas constituyen ambientes naturales insustituibles. Poseen varios estratos vegetales que suelen estar caracterizados por árboles de diferentes tallas, arbustos, helechos arborescentes, plantas de menor porte y un rico sotobosque de hierbas adaptadas a condiciones de menor iluminación y mayor humedad que los estratos superiores. Estas “capas”, cuyas estructuras vegetales entrelazan ramas, raíces y troncos, proveen una gran diversidad de hábitats a otras especies de plantas, parásitas y trepadoras, y de los más variados animales. Por lo tanto, la desaparición de bosques y selvas como consecuencia de la tala indiscriminada no sólo produce una disminución de la biodiversidad vegetal sino también representa la pérdida irreversible del hábitat natural de esas numerosas especies animales.
Las zonas de bosques y selvas más vulnerables son las situadas en climas tropicales y subtropicales, las de mayor biodiversidad del planeta. Allí, vastas extensiones de bosque húmedo han sido arrasadas por ejércitos de leñadores y topadoras de desmonte. El uso de estas tierras para cultivos agrícolas y cría de ganado resistente al calor, así como la utilización de los recursos naturales con fines diversos (industria maderera, textil, farmacéutica y otras) dio como resultado el devastamiento progresivo de tales áreas. Expertos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calcularon que sólo en América Latina y el Caribe, Asia y África se ha llegado a talar hasta la superficie equivalente a la de un estadio de fútbol por minuto.
La desaparición de la cubierta vegetal de bosques y selvas ha conducido a la erosión y desertización de muchas zonas de la Tierra, en virtud de la fragilidad y labilidad del suelo boscoso y selvático una vez desprotegido de su cobertura vegetal natural. Este hecho se produce con mayor rapidez en zonas tropicales y subtropicales húmedas, donde además aumenta considerablemente el escurrimiento superficial del agua de lluvia y “lava” los terrenos con mayor facilidad. Por otro lado, esta pérdida de superficies boscosas y selváticas contribuyó, entre otros factores, al llamado Cambio Global, por la disminución relativa de la humedad a niveles no sólo locales sino también regionales y mundiales
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destruyen el habitad de otros animales
destruyen nuestro medio ambiente
Los bosques y las selvas constituyen ambientes naturales insustituibles. Poseen varios estratos vegetales que suelen estar caracterizados por árboles de diferentes tallas, arbustos, helechos arborescentes, plantas de menor porte y un rico sotobosque de hierbas adaptadas a condiciones de menor iluminación y mayor humedad que los estratos superiores. Estas “capas”, cuyas estructuras vegetales entrelazan ramas, raíces y troncos, proveen una gran diversidad de hábitats a otras especies de plantas, parásitas y trepadoras, y de los más variados animales. Por lo tanto, la desaparición de bosques y selvas como consecuencia de la tala indiscriminada no sólo produce una disminución de la biodiversidad vegetal .