Es mucho más fácil minusvalorar el influjo de la teoría darwinista sobre el desarrollo del xonocimiento humano que sobrevalorarlo, pues Darwin nos ha abierto un universo, una manera de enfocar el estudio de los seres vivos, que todavía estamos empezando a explorar.Desde que surgió no fue una teoría científica que quedara reducida al limitado marco de los cultivadores de la ciencia, sino que todo el mundo tomó partido sobre ella y sirvió de impulso a numerosas disciplinas aparentemente alejadas. Así, los estudios antropológicos, arqueológicos, lingüísticos, la psicología animal y la psicología infantil fueron objeto de nueva atención y experimentaron gran desarrollo. En realidad no era estrictamente el darwinismo el que impulsaba estas disciplinas, sino algo más amplio como es el evolucionismo. La idea de que la evolución existe en la naturaleza era defendida a mediados del siglo XIX por autores como Herbert Spencer, y tenía raíces muy antiguas, pero la teoría de Darwin fue el apoyo científico necesario para posiciones de carácter más filosófico. Toda disciplina que tuviera que ver con el cambio se vio estimulada por el evolucionismo que trataba de extender la evolución de las especies a la humanidad misma. Para conocer los jalones de esa evolución era necesario estudiar a los hombres primitivos, que se suponía representaban los estadios anteriores de la humanidad civilizada (antropología), los restos de culturas desaparecidas hace ya muchos años (arqueología), los distintos tipos de lenguas y su evolución (lingüística histórica), la inteligencia de los animales como antecedente de la humana (psicología animal) y la evolución de la inteligencia en el individuo desde el nacimiento intentando compararla con la de los animales y la de los primitivos (psicología infantil).
Pero además de impulsar el estudio de nuevos campos del saber en el estudio del hombre, el darwinismo tuvo influencias más directas. A partir de la idea de Darwin de que la evolución se produce por la supervivencia de los más aptos, algunos interpretaron que la naturaleza era una lucha continua de todos contra todos y que el motor del progreso era esa lucha. El darwinismo fue reivindicado desde las posiciones ideológicas más opuestas, desde las teorías racistas, que hablaban de la supremacía de la raza blanca, hasta los sociólogos marxistas, que reducían la evolución social a la lucha de clases.
Los sociólogos fueron los que con más entusiasmo aplicaron estas ideas supuestamente tomadas del darwinismo. Para algunos darwinistas sociales, la guerra era la mayor fuente de progreso, y Lester Ward decía: "La guerra ha sido de hecho la condición principal y directora del progreso humano ( ... ). En cuanto las razas dejan de luchar, el progreso se para; no quieren para nada el progreso y no realizan ninguno".
La reacción contra esta interpretación simplista del darwinismo no se hizo esperar, y algunos autores compararon el darwinismo social con una especie de peste que detenía el progreso humano y que anulaba esfuerzos por comprender la sociedad realizados durante muchos años. Darwin, sin embargo, fue mucho más cauteloso y permaneció ajeno a interpretaciones abusivas de su teoría fuera del terreno estrictamente biológico.
Partidarios de la eugenesia
Pero el darwinismo es algo complejo y que, como les gusta decir a algunos, puede recibir múltiples lecturas, de tal manera que cada uno sacaba de él lo que más le convenía. Por esto, otros, en vez de aplicarlo a la
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Es mucho más fácil minusvalorar el influjo de la teoría darwinista sobre el desarrollo del xonocimiento humano que sobrevalorarlo, pues Darwin nos ha abierto un universo, una manera de enfocar el estudio de los seres vivos, que todavía estamos empezando a explorar.Desde que surgió no fue una teoría científica que quedara reducida al limitado marco de los cultivadores de la ciencia, sino que todo el mundo tomó partido sobre ella y sirvió de impulso a numerosas disciplinas aparentemente alejadas. Así, los estudios antropológicos, arqueológicos, lingüísticos, la psicología animal y la psicología infantil fueron objeto de nueva atención y experimentaron gran desarrollo. En realidad no era estrictamente el darwinismo el que impulsaba estas disciplinas, sino algo más amplio como es el evolucionismo. La idea de que la evolución existe en la naturaleza era defendida a mediados del siglo XIX por autores como Herbert Spencer, y tenía raíces muy antiguas, pero la teoría de Darwin fue el apoyo científico necesario para posiciones de carácter más filosófico. Toda disciplina que tuviera que ver con el cambio se vio estimulada por el evolucionismo que trataba de extender la evolución de las especies a la humanidad misma. Para conocer los jalones de esa evolución era necesario estudiar a los hombres primitivos, que se suponía representaban los estadios anteriores de la humanidad civilizada (antropología), los restos de culturas desaparecidas hace ya muchos años (arqueología), los distintos tipos de lenguas y su evolución (lingüística histórica), la inteligencia de los animales como antecedente de la humana (psicología animal) y la evolución de la inteligencia en el individuo desde el nacimiento intentando compararla con la de los animales y la de los primitivos (psicología infantil).
Pero además de impulsar el estudio de nuevos campos del saber en el estudio del hombre, el darwinismo tuvo influencias más directas. A partir de la idea de Darwin de que la evolución se produce por la supervivencia de los más aptos, algunos interpretaron que la naturaleza era una lucha continua de todos contra todos y que el motor del progreso era esa lucha. El darwinismo fue reivindicado desde las posiciones ideológicas más opuestas, desde las teorías racistas, que hablaban de la supremacía de la raza blanca, hasta los sociólogos marxistas, que reducían la evolución social a la lucha de clases.
Los sociólogos fueron los que con más entusiasmo aplicaron estas ideas supuestamente tomadas del darwinismo. Para algunos darwinistas sociales, la guerra era la mayor fuente de progreso, y Lester Ward decía: "La guerra ha sido de hecho la condición principal y directora del progreso humano ( ... ). En cuanto las razas dejan de luchar, el progreso se para; no quieren para nada el progreso y no realizan ninguno".
La reacción contra esta interpretación simplista del darwinismo no se hizo esperar, y algunos autores compararon el darwinismo social con una especie de peste que detenía el progreso humano y que anulaba esfuerzos por comprender la sociedad realizados durante muchos años. Darwin, sin embargo, fue mucho más cauteloso y permaneció ajeno a interpretaciones abusivas de su teoría fuera del terreno estrictamente biológico.
Partidarios de la eugenesia
Pero el darwinismo es algo complejo y que, como les gusta decir a algunos, puede recibir múltiples lecturas, de tal manera que cada uno sacaba de él lo que más le convenía. Por esto, otros, en vez de aplicarlo a la