Los anfibios son animales vertebrados anamniotas poiquilotermos, caracterizados en la mayoría de los casos por sufrir metamorfosis, es decir, importantes cambios en su organismo; principalmente desarrollan dos tipos de fases, una larvaria en la que su respiración es branquial y otra pulmonar al llegar a la edad adulta. En su primer ciclo vital permanecen en el agua y al llegar a la edad adulta suelen llevar una vida semiterrestre. Si bien son los primeros animales que conquistaron la tierra, nunca se han independizado por completo del medio acuático.
Entre sus características principales destacan su piel fina y húmeda, lisa o rugosa en función de la especie, carece de pelos o escamas y está provista de glándulas con una multitud de funciones esenciales para proteger al animal, por ejemplo, controla su temperatura corporal, colabora en su respiración, pueden desprenden sustancias tóxicas para persuadir a su enemigo e incluso les ayuda a permanecer desapercibidos en su hábitat natural. Normalmente su color se adapta al medio, aunque existen especies de anfibios con pigmentación en la piel muy pronunciada (aposematismo) con la finalidad de mantener alejados a sus depredadores, pues como mantuvimos con anterioridad les advierte de sustancias nocivas.
Los ojos son grandes y saltones, permitiendo al anfibio cazar con facilidad sus presas, algunos ejemplares poseen una pupila vertical, que posibilita la visión nocturna, aunque existen también ejemplares con pupila horizontal e incluso redonda, en aquellos anfibios con costumbres diurnas. Los dedos de sus pies se adaptan a los hábitos del anfibio, pueden ser palmeados, para capacitar un mejor movimiento en el medio acuático, o con almohadillas, las cuales facilitan al anfibio adherirse y trepar entre la vegetación, tanto las manos como los pies son generalmente pentadáctilos, a excepción de las cecilias o ápodos que carecen de extremides.
Los anfibios son animales vertebrados anamniotas poiquilotermos, caracterizados en la mayoría de los casos por sufrir metamorfosis, es decir, importantes cambios en su organismo; principalmente desarrollan dos tipos de fases, una larvaria en la que su respiración es branquial y otra pulmonar al llegar a la edad adulta. En su primer ciclo vital permanecen en el agua y al llegar a la edad adulta suelen llevar una vida semiterrestre. Si bien son los primeros animales que conquistaron la tierra, nunca se han independizado por completo del medio acuático.
Entre sus características principales destacan su piel fina y húmeda, lisa o rugosa en función de la especie, carece de pelos o escamas y está provista de glándulas con una multitud de funciones esenciales para proteger al animal, por ejemplo, controla su temperatura corporal, colabora en su respiración, pueden desprenden sustancias tóxicas para persuadir a su enemigo e incluso les ayuda a permanecer desapercibidos en su hábitat natural. Normalmente su color se adapta al medio, aunque existen especies de anfibios con pigmentación en la piel muy pronunciada (aposematismo) con la finalidad de mantener alejados a sus depredadores, pues como mantuvimos con anterioridad les advierte de sustancias nocivas.
Los ojos son grandes y saltones, permitiendo al anfibio cazar con facilidad sus presas, algunos ejemplares poseen una pupila vertical, que posibilita la visión nocturna, aunque existen también ejemplares con pupila horizontal e incluso redonda, en aquellos anfibios con costumbres diurnas. Los dedos de sus pies se adaptan a los hábitos del anfibio, pueden ser palmeados, para capacitar un mejor movimiento en el medio acuático, o con almohadillas, las cuales facilitan al anfibio adherirse y trepar entre la vegetación, tanto las manos como los pies son generalmente pentadáctilos, a excepción de las cecilias o ápodos que carecen de extremides.