La arquitectura de las catedrales y las grandes iglesias —basílicas, colegiatas e iglesias abaciales— se caracteriza por la gran escala de los edificios, y tipológica y estilicamente, su diseño sigue alguna de las tradiciones de forma, función y estilo que derivan todas, en última instancia, de las tradiciones arquitectónicas paleocristianas establecidas en el período constantiniano.
Las catedrales, en particular, así como muchas iglesias abaciales y basílicas, tienen formas edificatorias complejas que se encuentran con menos frecuencia en las iglesias parroquiales. También tienden a mostrar el estilo arquitectónico imperante en su época y en ellas trabajaron los mejores arquitectos, maestros de obras y artesanos ocupando un estatus, tanto eclesiástico como social, que una iglesia parroquial ordinaria no tiene. Dado que las catedrales y grandes iglesias solían ser los mejores edificios de cada región, fueron una expresión de orgullo local. Muchas catedrales y basílicas, y buen número de iglesias abaciales, se encuentran entre las obras arquitectónicas más destacadas del mundo, como la basílica de San Pedro, Notre Dame de París, la catedral de Colonia, la catedral de Salisbury, la catedral de Praga, la catedral de Lincoln, la basílica de Saint-Denis, la basílica de Santa María la Mayor, la basílica de San Vital, la basílica de San Marcos, la abadía de Westminster, la catedral de San Basilio, catedral Nacional de Washington, la incompleta Sagrada Familia de Gaudí y la antigua iglesia de Santa Sofía, ahora un museo.
La arquitectura de las catedrales y las grandes iglesias —basílicas, colegiatas e iglesias abaciales— se caracteriza por la gran escala de los edificios, y tipológica y estilicamente, su diseño sigue alguna de las tradiciones de forma, función y estilo que derivan todas, en última instancia, de las tradiciones arquitectónicas paleocristianas establecidas en el período constantiniano.
Las catedrales, en particular, así como muchas iglesias abaciales y basílicas, tienen formas edificatorias complejas que se encuentran con menos frecuencia en las iglesias parroquiales. También tienden a mostrar el estilo arquitectónico imperante en su época y en ellas trabajaron los mejores arquitectos, maestros de obras y artesanos ocupando un estatus, tanto eclesiástico como social, que una iglesia parroquial ordinaria no tiene. Dado que las catedrales y grandes iglesias solían ser los mejores edificios de cada región, fueron una expresión de orgullo local. Muchas catedrales y basílicas, y buen número de iglesias abaciales, se encuentran entre las obras arquitectónicas más destacadas del mundo, como la basílica de San Pedro, Notre Dame de París, la catedral de Colonia, la catedral de Salisbury, la catedral de Praga, la catedral de Lincoln, la basílica de Saint-Denis, la basílica de Santa María la Mayor, la basílica de San Vital, la basílica de San Marcos, la abadía de Westminster, la catedral de San Basilio, catedral Nacional de Washington, la incompleta Sagrada Familia de Gaudí y la antigua iglesia de Santa Sofía, ahora un museo.