Una viejecita poseía la candela. Una niñita fue a solicitarle unos tizoncitos. La viejita apenas le regaló unos bagacitos prendidos que se apagaron antes de llegar a la casa. Volvió de nuevo a pedir otro tizón, pero la viejita no estaba.El hijo del Trueno
Reuniéronse cierta vez unos médicos cuando el oro existía entre los indios. El médico primero llevaba un sombrero de oro. Este convocó a los médicos para hacer un medicamento. Hizo crecer una quebrada y allí cogió al hijo del trueno. Lo crió con el pecho de muchachas de trece y catorce años, las cuales solo resistían tres o cuatro meses y se morían.La culebra de Lame
En Lame vivía mucha gente, gente muy trabajadora. Una de las compañeras de la comunidad tenía varias hijas. Una de ellas era perezosa y no le gustaba hacer oficio, solo le gustaba quedarse bañando todo el día.
Poco a poco dejó de volver a la casa; ya vivía en el río. De vez en cuando visitaba a la mamá. Esta hija se dedicó a comerse la gente de la comunidad, pues se había transformado en culebra.
Cuentan que un día estaba el cura haciendo misa y mientras tanto la culebra se había enroscado alrededor de la iglesia y mandó la cabeza a la puerta y se los tragó a todos como si fueran mosquitos.
La candela
Una viejecita poseía la candela. Una niñita fue a solicitarle unos tizoncitos. La viejita apenas le regaló unos bagacitos prendidos que se apagaron antes de llegar a la casa. Volvió de nuevo a pedir otro tizón, pero la viejita no estaba.El hijo del Trueno
Reuniéronse cierta vez unos médicos cuando el oro existía entre los indios. El médico primero llevaba un sombrero de oro. Este convocó a los médicos para hacer un medicamento. Hizo crecer una quebrada y allí cogió al hijo del trueno. Lo crió con el pecho de muchachas de trece y catorce años, las cuales solo resistían tres o cuatro meses y se morían.La culebra de Lame
En Lame vivía mucha gente, gente muy trabajadora. Una de las compañeras de la comunidad tenía varias hijas. Una de ellas era perezosa y no le gustaba hacer oficio, solo le gustaba quedarse bañando todo el día.
Poco a poco dejó de volver a la casa; ya vivía en el río. De vez en cuando visitaba a la mamá. Esta hija se dedicó a comerse la gente de la comunidad, pues se había transformado en culebra.
Cuentan que un día estaba el cura haciendo misa y mientras tanto la culebra se había enroscado alrededor de la iglesia y mandó la cabeza a la puerta y se los tragó a todos como si fueran mosquitos.