Siguen siendo cientos de miles las personas que acuden a las misas celebradas por el Papa en sus viajes por todo el mundo, pero esa masa convencional de gente apenas da razón de la situación real de la Iglesia. En el año 1984 usted hablaba de un proceso de decadencia en lo que respecta a la Iglesia. Ahora podríamos compararla a los famosos agujeros negros del universo. Es como la caída de una gran estrella cuyo invisible núcleo central se va reduciendo progresivamente hasta hacerse muy pequeña. Manifiesta su existencia pero sólo por los aturdidos movimientos alrededor de su antigua gran masa. Son trozos muy pequeños de un viejo fragmento que no pueden escapar de la fuerza de atracción del seno materno, y vuelan indefensos formando nuevas unidades, tropezando unos con otros o incluso destrozándose entre ellos.
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pericotalocaEn el siglo XV se produjo una gran crisis en la Iglesia Católica en Europa Occidental debido a los numerosos problemas de corrupción eclesiástica y falta de piedad religiosa. La gota que derramó el vaso fue la venta de indulgencias para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma, que provocó finalmente que la cristiandad occidental se dividiese en dos, una liderada por la Iglesia Católica Romana, que tras el Concilio de Trento se reivindicó a sí misma como la única heredera válida de la cristiandad occidental expulsando cualquier disidencia y sujetándose por completo al dominio del Papa, y otra mitad que fundó varias comunidades eclesiales propias, generalmente de carácter nacional para, en su mayoría, rechazar la herencia cristiana medieval y buscar la restauración de un cristianismo primitivo idealizado. Esto dio lugar a que Europa quedara dividida entre una serie de países que reconocían al Papa, como supremo y único jefe de la Iglesia Católica, y los países que rechazaban las pretensiones de Roma y que recibieron el nombre de protestantes. Dicha división provocó una serie de guerras religiosas en Europa.
Siguen siendo cientos de miles las personas que acuden a las misas celebradas por el Papa en sus viajes por todo el mundo, pero esa masa convencional de gente apenas da razón de la situación real de la Iglesia. En el año 1984 usted hablaba de un proceso de decadencia en lo que respecta a la Iglesia. Ahora podríamos compararla a los famosos agujeros negros del universo. Es como la caída de una gran estrella cuyo invisible núcleo central se va reduciendo progresivamente hasta hacerse muy pequeña. Manifiesta su existencia pero sólo por los aturdidos movimientos alrededor de su antigua gran masa. Son trozos muy pequeños de un viejo fragmento que no pueden escapar de la fuerza de atracción del seno materno, y vuelan indefensos formando nuevas unidades, tropezando unos con otros o incluso destrozándose entre ellos.
ojala te guste