Manuela Sáenz combatió en la batalla de Pichincha que selló la libertad de Ecuador (1822), así como en la batalla de Ayacucho que coronó la soberanía de Perú y América del Sur. Antonio José de Sucre, en una carta emitida el 10 de diciembre de 1824, reconoció la importancia de Sáenz en la gesta independentista:
“Se ha destacado particularmente doña Manuela Sáenz por su valentía; incorporándose desde el primer momento a la división de Húzares y luego a la de Vencedores; organizado y proporcionando el avituallamiento de las tropas, atendiendo a los soldados heridos, batiéndose a tiro limpio bajo los fuegos enemigos; rescatando a los heridos (...) Doña Manuela merece un homenaje en particular por su conducta”.
Manuela Sáenz también fue reconocida por Simón Bolívar como la Libertadora del Libertador porque en 1828 lo salvó de un atentado en Santa Fe Bogotá. Sáenz describió en su Diario de Paita el amor y el compromiso por la libertad de América, una lucha que la unió a la vida de Bolívar.
Desterrada de Colombia tras la muerte de Simón Bolívar se instala en puerto de Paita (Perú) lugar donde murió el 23 de noviembre de 1856 por una epidemia de difteria. Su cuerpo fue incinerado dentro de su casa y sus cenizas fueron depositadas en una fosa común.
Manuela Sáenz combatió en la batalla de Pichincha que selló la libertad de Ecuador (1822), así como en la batalla de Ayacucho que coronó la soberanía de Perú y América del Sur. Antonio José de Sucre, en una carta emitida el 10 de diciembre de 1824, reconoció la importancia de Sáenz en la gesta independentista:
“Se ha destacado particularmente doña Manuela Sáenz por su valentía; incorporándose desde el primer momento a la división de Húzares y luego a la de Vencedores; organizado y proporcionando el avituallamiento de las tropas, atendiendo a los soldados heridos, batiéndose a tiro limpio bajo los fuegos enemigos; rescatando a los heridos (...) Doña Manuela merece un homenaje en particular por su conducta”.
Manuela Sáenz también fue reconocida por Simón Bolívar como la Libertadora del Libertador porque en 1828 lo salvó de un atentado en Santa Fe Bogotá. Sáenz describió en su Diario de Paita el amor y el compromiso por la libertad de América, una lucha que la unió a la vida de Bolívar.
Desterrada de Colombia tras la muerte de Simón Bolívar se instala en puerto de Paita (Perú) lugar donde murió el 23 de noviembre de 1856 por una epidemia de difteria. Su cuerpo fue incinerado dentro de su casa y sus cenizas fueron depositadas en una fosa común.