Con los turcos expandiéndose a su antojo en todas direcciones desde mediados del siglo anterior, y sin una acción militar coordinada, contundente y decisiva por parte de las potencias cristianas, el fin de la Romania parecía inminente, y sólo se salvó in extremis del sitio turco en 1402 gracias a la providencial irrupción de los mongoles en Asia Menor, que desarticuló el dominio otomano en Anatolia y provocó una crisis sucesoria entre los hijos del sultán Bayaceto que tardaría veinte años en resolverse a favor de Murad II (1421-1451). Asentado en el Trono, Murad lanzó a sus soldados contra Constantinopla en 1423, pero la falta de máquinas de asedio, la insuficiencia naval y los problemas internos hicieron que el desfalleciente Imperio pudiese mantenerse precariamente a flote tres décadas más. Sería el hijo y sucesor de Murad, el joven Mohamed II (1451-1481), el que -decidido a poner punto y final a aquel anacronismo histórico situado en el centro de sus dominios- movilizase todos sus recursos económicos y militares con un único objetivo: tomar Constantinopla. Iniciado el asedio por mar y tierra a principios de abril de 1453, la ciudad fue tomada al asalto el 29 de mayo de 1453.
Respuesta:
Con los turcos expandiéndose a su antojo en todas direcciones desde mediados del siglo anterior, y sin una acción militar coordinada, contundente y decisiva por parte de las potencias cristianas, el fin de la Romania parecía inminente, y sólo se salvó in extremis del sitio turco en 1402 gracias a la providencial irrupción de los mongoles en Asia Menor, que desarticuló el dominio otomano en Anatolia y provocó una crisis sucesoria entre los hijos del sultán Bayaceto que tardaría veinte años en resolverse a favor de Murad II (1421-1451). Asentado en el Trono, Murad lanzó a sus soldados contra Constantinopla en 1423, pero la falta de máquinas de asedio, la insuficiencia naval y los problemas internos hicieron que el desfalleciente Imperio pudiese mantenerse precariamente a flote tres décadas más. Sería el hijo y sucesor de Murad, el joven Mohamed II (1451-1481), el que -decidido a poner punto y final a aquel anacronismo histórico situado en el centro de sus dominios- movilizase todos sus recursos económicos y militares con un único objetivo: tomar Constantinopla. Iniciado el asedio por mar y tierra a principios de abril de 1453, la ciudad fue tomada al asalto el 29 de mayo de 1453.
Explicación: