Puede decirse que el declive de Constantinopla, la capital del Imperio romano de Oriente, comenzó en 1190 durante los preparativos de la Tercera Cruzada en los reinos de Occidente. Los bizantinos, creyendo que no había posibilidades de vencer a Saladino (sultán de Egipto y Siria y principal enemigo de los cruzados instalados en Tierra Santa), decidieron mantenerse neutrales. Con esta reticencia bizantina como excusa, y con la codicia por los tesoros de Constantinopla como motor, los cruzados tomaron por asalto la ciudad en 1204, ya en la Cuarta Cruzada, dando origen al efímero Imperio latino que duró hasta 1261.
Los bizantinos, despojados de su capital imperial, fundaron nuevos Estados: el Imperio de Nicea, el Imperio de Trebisonda y el Despotado de Epiro serían los más influyentes. En tanto, el reino creado por los cruzados fue perdiendo territorios. Finalmente, en 1261, el Imperio de Nicea, bajo Miguel VIII Paleólogo, reconquistó la ciudad.
Fortalecimiento de las defensas[editar]
El ataque de los cruzados reveló un punto débil en las defensas de la ciudad. Las poderosas murallas al oeste de la ciudad habían repelido invasores persas, germanos, hunos, ávaros, búlgaros y rusos (22 sitios en total) durante siglos, pero las murallas a lo largo del litoral, sobre todo a lo largo del Cuerno de Oro (un estuario que separa Constantinopla de la villa de Pera, al norte) se revelaron frágiles. Después de reconquistar la ciudad, los bizantinos reforzaron las murallas del litoral y las defensas en los puntos donde necesitaban estar abiertas para la entrada de los navíos a los puertos. Para que no necesitaran preocuparse por las defensas en el Cuerno de Oro, se tendió una cadena de hierro que cruzaba la boca del estuario, de forma que ningún navío podría pasar sin la autorización de la guardia bizantina.
Nacimiento del Imperio otomano[editar]
Incluso antes de la Cuarta Cruzada, el Imperio bizantino venía perdiendo territorios, desde varios siglos atrás, debido al empuje de pueblos y Estados musulmanes en el Oriente Medio y en África. En los inicios del siglo XI, una tribu turca procedente del Asia Central y que dominaba una amplia zona de lo que hoy es Oriente Medio, los selyúcidas, comenzaron a atacar y conquistar territorios bizantinos en Anatolia. Al final del siglo XIII, los selyúcidas ya habían tomado casi todas las ciudades bizantinas de Anatolia, con excepción de un puñado de ciudades en el noroeste de la península.
En esta época, los Kayi, otro clan seminómada turco, había migrado del Jorasán (noreste de Persia) hacia el oeste y, tomando partido por los selyúcidas en una batalla en Anatolia contra el Imperio mongol, decidió la victoria turca. El sultán selyúcida Kaikubad I, en agradecimiento, le concedió a su líder Ertoğrül un pequeño territorio montañoso en el noroeste del imperio, en las proximidades del territorio bizantino llamado Söğüt. El Estado selyúcida comenzaba poco después a dividirse en pequeños emiratos que no reconocían el poder selyúcida ni el mongol. Uno de estos emiratos, el del clan turco que había ayudado a los selyúcidas, bajo el mando de un líder llamado Osmán I Gazi (hijo de Ertoğrül y que daría el nombre de la dinastía otomana u osmanlí) sería el núcleo originario del futuro Imperio otomano.
Los otomanos ya habían impuesto su fuerza al desvalido Imperio bizantino, tomando sus últimas ciudades asiáticas de Bursa, Nicea y Nicomedia, en la región de Bitinia. En 1341, cuando murió el emperador Andrónico III, el imperio quedó en manos de su esposa Ana, quien nombró al clérigo Juan VI Cantacuceno como tutor de su hijo Juan V Paleólogo y corregente de Ana. En 1343, Cantacuceno se declaró regente único y pidió ayuda militar al entonces emir otomano Orhan I (hijo y sucesor de Osmán desde 1326) para imponer su dominio sobre los últimos remanentes del Imperio bizantino. Ana, entonces, determinó que Juan y Cantacuceno serían co-emperadores, el segundo de mayor autoridad sobre el primero durante 10 años, cuando entonces gobernarían como iguales.
Cuando el reino de Serbia atacó Salónica en 1349, el clérigo y regente bizantino Cantacuceno pidió por segunda vez auxilio a los otomanos. En 1351, Cantacuceno hizo una tercera alianza con los turcos para que le ayudaran en la guerra civil provocada entre sus partidarios y los seguidores del príncipe Juan. En este último acuerdo, Cantacuceno prometió a los otomanos la posesión de una fortaleza del lado europeo del estrecho de los Dardanelos. Entretanto, el pasha (príncipe) otomano Suleimán (hijo primogénito de Orhan) decidió reforzar su posición tomando la ciudad de Galípoli, estableciendo el control sobre toda la península y una base estratégica para la expansión del Imperio otomano en Europa. Cuando Cantacuceno exigió la devolución de la ciudad, los otomanos se volvieron en contra de Constantinopla.
6 votes Thanks 5
anonimato55
La caída de constantinopla en manos de los turcos otomanos el martes 29 de mayo de 1453 fue un hecho histórico que, en la periodización clásica, y según algunos historiadores, marcó el fin de la Edad Media en Europa y el fin del último vestigio del Imperio romano de Oriente.
Puede decirse que el declive de Constantinopla, la capital del Imperio romano de Oriente, comenzó en 1190 durante los preparativos de la Tercera Cruzada en los reinos de Occidente. Los bizantinos, creyendo que no había posibilidades de vencer a Saladino (sultán de Egipto y Siria y principal enemigo de los cruzados instalados en Tierra Santa), decidieron mantenerse neutrales. Con esta reticencia bizantina como excusa, y con la codicia por los tesoros de Constantinopla como motor, los cruzados tomaron por asalto la ciudad en 1204, ya en la Cuarta Cruzada, dando origen al efímero Imperio latino que duró hasta 1261.
Los bizantinos, despojados de su capital imperial, fundaron nuevos Estados: el Imperio de Nicea, el Imperio de Trebisonda y el Despotado de Epiro serían los más influyentes. En tanto, el reino creado por los cruzados fue perdiendo territorios. Finalmente, en 1261, el Imperio de Nicea, bajo Miguel VIII Paleólogo, reconquistó la ciudad.
Fortalecimiento de las defensas[editar]El ataque de los cruzados reveló un punto débil en las defensas de la ciudad. Las poderosas murallas al oeste de la ciudad habían repelido invasores persas, germanos, hunos, ávaros, búlgaros y rusos (22 sitios en total) durante siglos, pero las murallas a lo largo del litoral, sobre todo a lo largo del Cuerno de Oro (un estuario que separa Constantinopla de la villa de Pera, al norte) se revelaron frágiles. Después de reconquistar la ciudad, los bizantinos reforzaron las murallas del litoral y las defensas en los puntos donde necesitaban estar abiertas para la entrada de los navíos a los puertos. Para que no necesitaran preocuparse por las defensas en el Cuerno de Oro, se tendió una cadena de hierro que cruzaba la boca del estuario, de forma que ningún navío podría pasar sin la autorización de la guardia bizantina.
Nacimiento del Imperio otomano[editar]Incluso antes de la Cuarta Cruzada, el Imperio bizantino venía perdiendo territorios, desde varios siglos atrás, debido al empuje de pueblos y Estados musulmanes en el Oriente Medio y en África. En los inicios del siglo XI, una tribu turca procedente del Asia Central y que dominaba una amplia zona de lo que hoy es Oriente Medio, los selyúcidas, comenzaron a atacar y conquistar territorios bizantinos en Anatolia. Al final del siglo XIII, los selyúcidas ya habían tomado casi todas las ciudades bizantinas de Anatolia, con excepción de un puñado de ciudades en el noroeste de la península.
En esta época, los Kayi, otro clan seminómada turco, había migrado del Jorasán (noreste de Persia) hacia el oeste y, tomando partido por los selyúcidas en una batalla en Anatolia contra el Imperio mongol, decidió la victoria turca. El sultán selyúcida Kaikubad I, en agradecimiento, le concedió a su líder Ertoğrül un pequeño territorio montañoso en el noroeste del imperio, en las proximidades del territorio bizantino llamado Söğüt. El Estado selyúcida comenzaba poco después a dividirse en pequeños emiratos que no reconocían el poder selyúcida ni el mongol. Uno de estos emiratos, el del clan turco que había ayudado a los selyúcidas, bajo el mando de un líder llamado Osmán I Gazi (hijo de Ertoğrül y que daría el nombre de la dinastía otomana u osmanlí) sería el núcleo originario del futuro Imperio otomano.
Los otomanos ya habían impuesto su fuerza al desvalido Imperio bizantino, tomando sus últimas ciudades asiáticas de Bursa, Nicea y Nicomedia, en la región de Bitinia. En 1341, cuando murió el emperador Andrónico III, el imperio quedó en manos de su esposa Ana, quien nombró al clérigo Juan VI Cantacuceno como tutor de su hijo Juan V Paleólogo y corregente de Ana. En 1343, Cantacuceno se declaró regente único y pidió ayuda militar al entonces emir otomano Orhan I (hijo y sucesor de Osmán desde 1326) para imponer su dominio sobre los últimos remanentes del Imperio bizantino. Ana, entonces, determinó que Juan y Cantacuceno serían co-emperadores, el segundo de mayor autoridad sobre el primero durante 10 años, cuando entonces gobernarían como iguales.
Cuando el reino de Serbia atacó Salónica en 1349, el clérigo y regente bizantino Cantacuceno pidió por segunda vez auxilio a los otomanos. En 1351, Cantacuceno hizo una tercera alianza con los turcos para que le ayudaran en la guerra civil provocada entre sus partidarios y los seguidores del príncipe Juan. En este último acuerdo, Cantacuceno prometió a los otomanos la posesión de una fortaleza del lado europeo del estrecho de los Dardanelos. Entretanto, el pasha (príncipe) otomano Suleimán (hijo primogénito de Orhan) decidió reforzar su posición tomando la ciudad de Galípoli, estableciendo el control sobre toda la península y una base estratégica para la expansión del Imperio otomano en Europa. Cuando Cantacuceno exigió la devolución de la ciudad, los otomanos se volvieron en contra de Constantinopla.