Los procesos de integración económica son graduales y paulatinos. Esto puede justificarse por la conveniencia mutua de las partes. Todas las bondades pregonadas por la teoría clásica se traducen, según parecería, en mayor ingreso, producto y corrientes comerciales. Ahora bien, no para todos los países el beneficio es el mismo. Generalmente, las naciones resultan con que las ganancias obtenidas se han redistribuido (para bien o para mal), el provecho se acentúa donde existen mayores márgenes de inversión bruta (por los aspectos tecnológicos) y, finalmente, los salarios tienden a equilibrarse. Estos principios teóricos indican que el tratado comercial en América del Norte no fue sólo viable sin que no imperante.
El punto principal a favor del TLC es la supuesta complementaridad. México se especializaría en aquellas ramas funcionales para Estados Unidos y no para el desarrollo del país. La mayor ventaja competitiva de nuestro país es el bajo costo salarial. Las altas esferas del poder apostaron por ésta al corto plazo. Lamentablemente se ha venido convirtiendo en la única rama competitiva; la inversión extranjera ha dejado de ser seducida por la baratura de la mano de obra.Las consecuencias inmediatas fueron el desplazamiento en importancia del mercado interno por el externo. No podría ser tan malo, pero está altamente concentrado en Estados Unidos (más de 80%) a pesar de contar con 10 tratados comerciales. La centralización también se manifiesta en el tipo de productos vendidos. El país se ha convertido en blanco de IED que maquila y exporta. Las políticas del gobierno adoptadas en este sentido, como la de importaciones temporales, PITEX, ALTEX y otras han favorecido a tal comportamiento. Directamente influye en la falta de autonomía del país y en dependencia a capitales especulativos por los desajustes en balanzas comerciales. La conclusión de este razonamiento no es difícil: las grandes empresas aprovechan las ventajas, al grado de dejar inmersa nuestra economía en las condiciones dictadas por ellas mismas.El proceso de internacionalización y complementariedad, mencionado anteriormente, entre México y Estados Unidos es avanzado y bien complejo. La diferente dotación de recursos productivos y los diferentes niveles de productividad entre las dos economías ha provocado especialización marcadamente desigual. Estados Unidos vende productos de alta tecnología, México se dedica a recursos naturales y ensamble intensivo en mano de obra. Así, los pacto regionales son el camino por el cual los países que controlan el desarrollo del comercio operan para llevar a cabo las transformaciones productivas sin perjuicio negativo para los grandes sectores de su aparato productivo. Los procesos de integración económica general diferentes resultados si los países en cuestión son más o menos homogéneos o si son diferentes. Las disparidades estructurales atentan contra la estructura productiva. El TLC no puede dar la posibilidad de ser más competitivos en todos los productos, únicamente nos condenaría a la especialización de ciertos productos poco sofisticados.
0 votes Thanks 3
1802200501
me lo puedes resumir a una respuesta corta porfavor
Batalia17
el punto principal a favor del TLC es la supuesta complementaridad. México se especializaría en aquellas ramas funcionales para Estados Unidos y no para el desarrollo del país. La mayor ventaja competitiva de nuestro país es el bajo costo salarial. Las altas esferas del poder apostaron por ésta al corto plazo. Lamentablemente se ha venido convirtiendo en la única rama competitiva; la inversión extranjera ha dejado de ser seducida por la baratura de la mano de obra.
Los procesos de integración económica son graduales y paulatinos. Esto puede justificarse por la conveniencia mutua de las partes. Todas las bondades pregonadas por la teoría clásica se traducen, según parecería, en mayor ingreso, producto y corrientes comerciales. Ahora bien, no para todos los países el beneficio es el mismo. Generalmente, las naciones resultan con que las ganancias obtenidas se han redistribuido (para bien o para mal), el provecho se acentúa donde existen mayores márgenes de inversión bruta (por los aspectos tecnológicos) y, finalmente, los salarios tienden a equilibrarse. Estos principios teóricos indican que el tratado comercial en América del Norte no fue sólo viable sin que no imperante.
El punto principal a favor del TLC es la supuesta complementaridad. México se especializaría en aquellas ramas funcionales para Estados Unidos y no para el desarrollo del país. La mayor ventaja competitiva de nuestro país es el bajo costo salarial. Las altas esferas del poder apostaron por ésta al corto plazo. Lamentablemente se ha venido convirtiendo en la única rama competitiva; la inversión extranjera ha dejado de ser seducida por la baratura de la mano de obra.Las consecuencias inmediatas fueron el desplazamiento en importancia del mercado interno por el externo. No podría ser tan malo, pero está altamente concentrado en Estados Unidos (más de 80%) a pesar de contar con 10 tratados comerciales. La centralización también se manifiesta en el tipo de productos vendidos. El país se ha convertido en blanco de IED que maquila y exporta. Las políticas del gobierno adoptadas en este sentido, como la de importaciones temporales, PITEX, ALTEX y otras han favorecido a tal comportamiento. Directamente influye en la falta de autonomía del país y en dependencia a capitales especulativos por los desajustes en balanzas comerciales. La conclusión de este razonamiento no es difícil: las grandes empresas aprovechan las ventajas, al grado de dejar inmersa nuestra economía en las condiciones dictadas por ellas mismas.El proceso de internacionalización y complementariedad, mencionado anteriormente, entre México y Estados Unidos es avanzado y bien complejo. La diferente dotación de recursos productivos y los diferentes niveles de productividad entre las dos economías ha provocado especialización marcadamente desigual. Estados Unidos vende productos de alta tecnología, México se dedica a recursos naturales y ensamble intensivo en mano de obra. Así, los pacto regionales son el camino por el cual los países que controlan el desarrollo del comercio operan para llevar a cabo las transformaciones productivas sin perjuicio negativo para los grandes sectores de su aparato productivo. Los procesos de integración económica general diferentes resultados si los países en cuestión son más o menos homogéneos o si son diferentes. Las disparidades estructurales atentan contra la estructura productiva. El TLC no puede dar la posibilidad de ser más competitivos en todos los productos, únicamente nos condenaría a la especialización de ciertos productos poco sofisticados.