Respuesta:En esta ocasión vengo con una cierta prevención y, hasta si quieren, con un
cierto temor, porque, a diferencia de otras veces, no se trata de un tema
específicamente bíblico, sino que requiere una reflexión sobre la situación actual,
sobre la sociedad, y supone emitir algún punto de vista o juicio sobre la coyuntura
histórica, lo cual siempre es discutible. Por tanto, voy a hablar con modestia,
sabiendo que es un terreno movedizo, precisamente por la razón que acabo de dar:
se trata de algo especialmente opinable.
Por otra parte, dada la confianza que ya tenemos después de tantos años, tengo
que decirles que me hubiese gustado tener más tiempo para preparar esta
conferencia y reflexionar sobre ella, incluso para articularla formalmente de una
manera más adecuada, más bella, si quieren.
1. LOS DOS POLOS DE LA FIDELIDAD CRISTIANA: LA VINCULACIÓN A LOS
ORÍGENES Y LA RELEVANCIA EN EL PRESENTE.
El título de la conferencia plantea dos puntos clave de la fe cristiana.
La fe cristiana nos remite a unos hechos del pasado, la vida muerte y
resurrección de Jesús, que tuvieron lugar de una vez para siempre, como repite
muchas veces la Carta a los Hebreos. El cristianismo no se reinventa en cada
generación, sino que tiene unos puntos de referencia claros y es esencial mantener
la vinculación con los orígenes.
La Iglesia es una comunidad de tradición en el sentido hondo, profundo, de esta
palabra; pero la vinculación con los orígenes no quiere decir que haya que repetir
fórmulas acuñadas en el pasado y que hoy pueden resultar ininteligibles; de la
misma manera que el seguimiento de Jesús no es mera imitación, las circunstancias
son hoy totalmente diferentes, cambiables. No hay que desvirtuar el pasado, sino
que hay que hacerlo significativo y relevante en el presente, y esto exige creatividad
y libertad.
Se puede atentar contra la fidelidad porque, en el afán por encarnar la fe,
rompemos con el origen; pero también se puede atentar contra la fidelidad porque
fosilizamos el pasado, repitiendo fórmulas que hoy no dicen nada, o manteniendo
instituciones anacrónicas.
En mi opinión, creo que en nuestra Iglesia hay más infidelidad por mera
repetición del pasado, irrelevante y cómoda, que por temerarias formulaciones
novedosas. Se sospecha con rapidez de quienes se esfuerzan por abrir caminos
nuevos al evangelio en el presente; mientras no es raro que se considere fidelidad lo
que no es sino adocenamiento, comodidad y nostalgia del pasado.
Explicación:listo
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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Respuesta:En esta ocasión vengo con una cierta prevención y, hasta si quieren, con un
cierto temor, porque, a diferencia de otras veces, no se trata de un tema
específicamente bíblico, sino que requiere una reflexión sobre la situación actual,
sobre la sociedad, y supone emitir algún punto de vista o juicio sobre la coyuntura
histórica, lo cual siempre es discutible. Por tanto, voy a hablar con modestia,
sabiendo que es un terreno movedizo, precisamente por la razón que acabo de dar:
se trata de algo especialmente opinable.
Por otra parte, dada la confianza que ya tenemos después de tantos años, tengo
que decirles que me hubiese gustado tener más tiempo para preparar esta
conferencia y reflexionar sobre ella, incluso para articularla formalmente de una
manera más adecuada, más bella, si quieren.
1. LOS DOS POLOS DE LA FIDELIDAD CRISTIANA: LA VINCULACIÓN A LOS
ORÍGENES Y LA RELEVANCIA EN EL PRESENTE.
El título de la conferencia plantea dos puntos clave de la fe cristiana.
La fe cristiana nos remite a unos hechos del pasado, la vida muerte y
resurrección de Jesús, que tuvieron lugar de una vez para siempre, como repite
muchas veces la Carta a los Hebreos. El cristianismo no se reinventa en cada
generación, sino que tiene unos puntos de referencia claros y es esencial mantener
la vinculación con los orígenes.
La Iglesia es una comunidad de tradición en el sentido hondo, profundo, de esta
palabra; pero la vinculación con los orígenes no quiere decir que haya que repetir
fórmulas acuñadas en el pasado y que hoy pueden resultar ininteligibles; de la
misma manera que el seguimiento de Jesús no es mera imitación, las circunstancias
son hoy totalmente diferentes, cambiables. No hay que desvirtuar el pasado, sino
que hay que hacerlo significativo y relevante en el presente, y esto exige creatividad
y libertad.
Se puede atentar contra la fidelidad porque, en el afán por encarnar la fe,
rompemos con el origen; pero también se puede atentar contra la fidelidad porque
fosilizamos el pasado, repitiendo fórmulas que hoy no dicen nada, o manteniendo
instituciones anacrónicas.
En mi opinión, creo que en nuestra Iglesia hay más infidelidad por mera
repetición del pasado, irrelevante y cómoda, que por temerarias formulaciones
novedosas. Se sospecha con rapidez de quienes se esfuerzan por abrir caminos
nuevos al evangelio en el presente; mientras no es raro que se considere fidelidad lo
que no es sino adocenamiento, comodidad y nostalgia del pasado.
Explicación:listo