¿Cuales eran los entretenimiento en Buenos Aires en 1820?
Los entretenimientos y diversiones en Buenos Aires son muy escasos. El teatro suele ser la principal diversión tanto para nativos como para extranjeros. Está situado en un punto céntrico, a tres cuadras de la plaza. Es un edificio sencillo y ‘su interior es naturalmente muy distinto al de los teatros londinenses, porque tiene aspecto muy humilde y sucio. El decorado y los trajes son bastante malos. El teatro es uno de los lugares donde se podía disfrutar viendo los hermosos ojos negros de las porteñas bajo las mantillas que cubrían la cabeza y parte de su rostro. Hacían hablar a sus abanicos a través de movimientos hechiceros, logrando acercar o distanciar a los galanes.
Un entretenimiento que atraía al público eran las corridas de toros que se llevaban a cabo en la llamada Plaza de Toros, pero fue demolida en 1822 al prohibirse las corridas. Desde entonces, las carreras de caballos pasaron a ser la diversión favorita de las clases bajas, por supuesto que nada tiene que ver con el noble deporte que con el mismo nombre se conoce en Inglaterra. Pero, igual que en nuestro país, juegan por dinero. Los caballos son tan flacos como quienes los montan. No utilizan montura, ni rebenque ni espuelas, sólo los gritos y los talonazos del corredor animan al caballo a recorrer esos cuatrocientos metros de distancia.
¿Cuales eran los entretenimiento en Buenos Aires en 1820?
Los entretenimientos y diversiones en Buenos Aires son muy escasos. El teatro suele ser la principal diversión tanto para nativos como para extranjeros. Está situado en un punto céntrico, a tres cuadras de la plaza. Es un edificio sencillo y ‘su interior es naturalmente muy distinto al de los teatros londinenses, porque tiene aspecto muy humilde y sucio. El decorado y los trajes son bastante malos. El teatro es uno de los lugares donde se podía disfrutar viendo los hermosos ojos negros de las porteñas bajo las mantillas que cubrían la cabeza y parte de su rostro. Hacían hablar a sus abanicos a través de movimientos hechiceros, logrando acercar o distanciar a los galanes.
Un entretenimiento que atraía al público eran las corridas de toros que se llevaban a cabo en la llamada Plaza de Toros, pero fue demolida en 1822 al prohibirse las corridas. Desde entonces, las carreras de caballos pasaron a ser la diversión favorita de las clases bajas, por supuesto que nada tiene que ver con el noble deporte que con el mismo nombre se conoce en Inglaterra. Pero, igual que en nuestro país, juegan por dinero. Los caballos son tan flacos como quienes los montan. No utilizan montura, ni rebenque ni espuelas, sólo los gritos y los talonazos del corredor animan al caballo a recorrer esos cuatrocientos metros de distancia.
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