El Imperio bizantino, también conocido como Bizancio o Imperio Romano de Oriente se extendió desde el siglo IV hasta 1453. Se ubicaba al este del Mar Mediterráneo y su capital se encontraba en Constantinopla (actual Estambul).
Fue un imperio sumamente poderoso; representaba al Cristianismo en Europa Occidental, y se convirtió en uno de los centros de comercio más importantes de todo el mundo. Para esto, estableció una moneda de oro que circulaba por toda la región.
Además, influyó en las leyes, costumbres y política de Europa y Oriente. A nivel cultural, en Bizancio se conservaron muchos de los avances científicos y literarios de la región. Poseían el ejército más poderoso de Europa, el cual funcionaba como una continuación del ejército romano.
Es mediante esta estabilidad y capacidad para influenciar a otras culturas que se mantuvo el Imperio bizantino, siempre bajo el mando de sus emperadores, incluso después de la caída del Imperio Romano de Occidente. Esta situación propició diferentes reformas (como el cambio del idioma oficial al griego) para adaptarse a los tiempos cambiantes.
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El Imperio bizantino, también conocido como Bizancio o Imperio Romano de Oriente se extendió desde el siglo IV hasta 1453. Se ubicaba al este del Mar Mediterráneo y su capital se encontraba en Constantinopla (actual Estambul).
Fue un imperio sumamente poderoso; representaba al Cristianismo en Europa Occidental, y se convirtió en uno de los centros de comercio más importantes de todo el mundo. Para esto, estableció una moneda de oro que circulaba por toda la región.
Además, influyó en las leyes, costumbres y política de Europa y Oriente. A nivel cultural, en Bizancio se conservaron muchos de los avances científicos y literarios de la región. Poseían el ejército más poderoso de Europa, el cual funcionaba como una continuación del ejército romano.
Es mediante esta estabilidad y capacidad para influenciar a otras culturas que se mantuvo el Imperio bizantino, siempre bajo el mando de sus emperadores, incluso después de la caída del Imperio Romano de Occidente. Esta situación propició diferentes reformas (como el cambio del idioma oficial al griego) para adaptarse a los tiempos cambiantes.