Creer que unas elecciones van a solucionar la crisis del euro es ingenuo. La victoria de los conservadores proeuropeos de Andonis Samarás no aleja el fantasma de la Grexit. La Nueva Democracia tiene que formar un gobierno de coalición lo más rápido posible. Podrá hacerlo con el socialdemócrata Pasok: víctima del proceso de polarización y que ha fracasado en su intento de conciliar los intereses de los griegos empobrecidos y la Comisión EuropeaPerteneció al Gobierno del conservador Kostas Karamanlis, que falseó las cuentas del déficit. Durante dos años estuvo en contra del memorando firmado por Grecia para obtener el rescate -a cambio de las durísimas medidas de austeridad- y acusó a su rival, el ex primer ministro socialista Yorgos Papandréu, de haber "vendido" el país. Más tarde, cambió de posición, votó por el segundo acuerdo de rescate y apoyó el Gobierno técnico del banquero Lukás Papadimos, hasta sabotearlo pidiendo elecciones anticipadas. Esos comicios, que pensaba ganar fácilmente, determinaron el derrumbe del Pasok y el auge de Syriza, un fenómeno político que ha revolucionado el hasta hace poco bipartidista panorama electoral griego.
Creer que unas elecciones van a solucionar la crisis del euro es ingenuo. La victoria de los conservadores proeuropeos de Andonis Samarás no aleja el fantasma de la Grexit. La Nueva Democracia tiene que formar un gobierno de coalición lo más rápido posible. Podrá hacerlo con el socialdemócrata Pasok: víctima del proceso de polarización y que ha fracasado en su intento de conciliar los intereses de los griegos empobrecidos y la Comisión EuropeaPerteneció al Gobierno del conservador Kostas Karamanlis, que falseó las cuentas del déficit. Durante dos años estuvo en contra del memorando firmado por Grecia para obtener el rescate -a cambio de las durísimas medidas de austeridad- y acusó a su rival, el ex primer ministro socialista Yorgos Papandréu, de haber "vendido" el país. Más tarde, cambió de posición, votó por el segundo acuerdo de rescate y apoyó el Gobierno técnico del banquero Lukás Papadimos, hasta sabotearlo pidiendo elecciones anticipadas. Esos comicios, que pensaba ganar fácilmente, determinaron el derrumbe del Pasok y el auge de Syriza, un fenómeno político que ha revolucionado el hasta hace poco bipartidista panorama electoral griego.
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Creer que unas elecciones van a solucionar la crisis del euro es ingenuo. La victoria de los conservadores proeuropeos de Andonis Samarás no aleja el fantasma de la Grexit. La Nueva Democracia tiene que formar un gobierno de coalición lo más rápido posible. Podrá hacerlo con el socialdemócrata Pasok: víctima del proceso de polarización y que ha fracasado en su intento de conciliar los intereses de los griegos empobrecidos y la Comisión EuropeaPerteneció al Gobierno del conservador Kostas Karamanlis, que falseó las cuentas del déficit. Durante dos años estuvo en contra del memorando firmado por Grecia para obtener el rescate -a cambio de las durísimas medidas de austeridad- y acusó a su rival, el ex primer ministro socialista Yorgos Papandréu, de haber "vendido" el país. Más tarde, cambió de posición, votó por el segundo acuerdo de rescate y apoyó el Gobierno técnico del banquero Lukás Papadimos, hasta sabotearlo pidiendo elecciones anticipadas. Esos comicios, que pensaba ganar fácilmente, determinaron el derrumbe del Pasok y el auge de Syriza, un fenómeno político que ha revolucionado el hasta hace poco bipartidista panorama electoral griego.
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Creer que unas elecciones van a solucionar la crisis del euro es ingenuo. La victoria de los conservadores proeuropeos de Andonis Samarás no aleja el fantasma de la Grexit. La Nueva Democracia tiene que formar un gobierno de coalición lo más rápido posible. Podrá hacerlo con el socialdemócrata Pasok: víctima del proceso de polarización y que ha fracasado en su intento de conciliar los intereses de los griegos empobrecidos y la Comisión EuropeaPerteneció al Gobierno del conservador Kostas Karamanlis, que falseó las cuentas del déficit. Durante dos años estuvo en contra del memorando firmado por Grecia para obtener el rescate -a cambio de las durísimas medidas de austeridad- y acusó a su rival, el ex primer ministro socialista Yorgos Papandréu, de haber "vendido" el país. Más tarde, cambió de posición, votó por el segundo acuerdo de rescate y apoyó el Gobierno técnico del banquero Lukás Papadimos, hasta sabotearlo pidiendo elecciones anticipadas. Esos comicios, que pensaba ganar fácilmente, determinaron el derrumbe del Pasok y el auge de Syriza, un fenómeno político que ha revolucionado el hasta hace poco bipartidista panorama electoral griego.
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