La irrupción de las catedrales góticas en la Europa de los siglos XII, XIII y XIV no fue un acontecimiento imprevisible ni inexplicable. Hay una larga cadena de causas socioeconómicas, políticas, militares y religiosas que contribuyen a explicarlo. Nos remontamos, para empezar, al siglo VIII. El nombre de catedral, procedente del latín cathedra (silla, trono), fue aplicado en tiempos de Carlomagno a las sedes episcopales de su imperio. Era lo que se había dispuesto en la nueva organización eclesiástica patrocinada por este emperador de acuerdo con los papas Adriano I y León III. La cátedra era la silla honorífica, el símbolo de la autoridad del obispo. Y la catedral era precisamente el lugar donde este, sentado en su trono y a la vista del público, ejercía solemnemente sus funciones
La irrupción de las catedrales góticas en la Europa de los siglos XII, XIII y XIV no fue un acontecimiento imprevisible ni inexplicable. Hay una larga cadena de causas socioeconómicas, políticas, militares y religiosas que contribuyen a explicarlo. Nos remontamos, para empezar, al siglo VIII
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La irrupción de las catedrales góticas en la Europa de los siglos XII, XIII y XIV no fue un acontecimiento imprevisible ni inexplicable. Hay una larga cadena de causas socioeconómicas, políticas, militares y religiosas que contribuyen a explicarlo. Nos remontamos, para empezar, al siglo VIII. El nombre de catedral, procedente del latín cathedra (silla, trono), fue aplicado en tiempos de Carlomagno a las sedes episcopales de su imperio. Era lo que se había dispuesto en la nueva organización eclesiástica patrocinada por este emperador de acuerdo con los papas Adriano I y León III. La cátedra era la silla honorífica, el símbolo de la autoridad del obispo. Y la catedral era precisamente el lugar donde este, sentado en su trono y a la vista del público, ejercía solemnemente sus funciones
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espero y te sirva
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La irrupción de las catedrales góticas en la Europa de los siglos XII, XIII y XIV no fue un acontecimiento imprevisible ni inexplicable. Hay una larga cadena de causas socioeconómicas, políticas, militares y religiosas que contribuyen a explicarlo. Nos remontamos, para empezar, al siglo VIII
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