El desencadenante de la Reforma inglesa fue el deseo del rey Enrique VIII de obtener la nulidad de su matrimonio. Lo que comenzó como una disputa política y no teológica, tuvo profundas consecuencias tanto políticas como teológicas. Tras la separación de Roma, por el Acta de Supremacía Real, el monarca se convirtió en jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, que devino en una Iglesia nacional independiente de Roma.
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El desencadenante de la Reforma inglesa fue el deseo del rey Enrique VIII de obtener la nulidad de su matrimonio. Lo que comenzó como una disputa política y no teológica, tuvo profundas consecuencias tanto políticas como teológicas. Tras la separación de Roma, por el Acta de Supremacía Real, el monarca se convirtió en jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, que devino en una Iglesia nacional independiente de Roma.