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Nueva York— No soy cristiano. Sin embargo, cuando crecía en India estaba inmerso en la religión. Asistí a colegios católicos y anglicanos desde los 5 hasta los 18 años. Allí cantábamos himnos, recitábamos oraciones y estudiábamos las escrituras. Las palabras y acciones del Papa Francisco me han hecho recordar que, “desde afuera”, siempre he sentido una profunda admiración por el Cristianismo y su mensaje central que es simple y poderoso: ser buenos con los pobres.