Cada hormona es el centro de un sistema de regulación hormonal muy complejo. Las hormonas se sintetizan a partir de precursores y, frecuentemente, se almacenan en células glandulares especializadas antes de ser liberadas al torrente sanguíneo, según se requiera. Algunas son transportadas en asociación con proteínas plasmáticas (transportadores hormonales) a las que se unen en forma reversible. La interconversión química de hormonas en el hígado lleva, generalmente, a su inactivación. Las hormonas y sus productos de degradación se eliminan, finalmente, a través del sistema excretorio, generalmente los riñones.
En los tejidos efectores (blancos) se encuentran las células efectoras que reciben la señal hormonal. Estas células poseen receptores hormonales (macromoléculas capaces de unir sustancias biológicamente activas produciendo, como resultado de esta interacción, una respuesta fisiológica) que unirán las hormonas. La unión de la hormona pasa la información a la célula y desencadena una respuesta.
Cada hormona es el centro de un sistema de regulación hormonal muy complejo. Las hormonas se sintetizan a partir de precursores y, frecuentemente, se almacenan en células glandulares especializadas antes de ser liberadas al torrente sanguíneo, según se requiera. Algunas son transportadas en asociación con proteínas plasmáticas (transportadores hormonales) a las que se unen en forma reversible. La interconversión química de hormonas en el hígado lleva, generalmente, a su inactivación. Las hormonas y sus productos de degradación se eliminan, finalmente, a través del sistema excretorio, generalmente los riñones.
En los tejidos efectores (blancos) se encuentran las células efectoras que reciben la señal hormonal. Estas células poseen receptores hormonales (macromoléculas capaces de unir sustancias biológicamente activas produciendo, como resultado de esta interacción, una respuesta fisiológica) que unirán las hormonas. La unión de la hormona pasa la información a la célula y desencadena una respuesta.