La SIMILITUD varía según el estilo de escritura, sin embargo, las diferencias de estilo que se puedan presentar no eximen a nadie, al menos en el registro culto del habla, de la utilización de los signos con ciertas normas mínimas. Bajo un estricto punto de vista normativo, algunos errores son generalmente considerados, naturalmente, incorrectos.
No obstante, hay que advertir que más allá de cualquier norma establecida, los signos de puntuación componen también la arquitectura del pensamiento escrito. En este sentido, y tal y como sucede en poesía desde hace más de un siglo, no existen normas exactas para reglamentar el correcto uso de los signos en las partituras, tanto narrativas como poéticas. En términos de principios y parámetros, los signos de puntuación entrarían a formar parte de los parámetros del lenguaje, y en consecuencia se sitúan en un proceso de constante evolución y son variables, por lo que pueden depender de otros factores.
Si la finalidad última es la comunicación, podría resultar paradójico encontrarse con licencias ortográficas que no respetan el modo convencional de escritura y que, sin embargo, expresan erróneamente los conceptos y los ritmos internos, invisibles de otra manera.
Respuesta:
La SIMILITUD varía según el estilo de escritura, sin embargo, las diferencias de estilo que se puedan presentar no eximen a nadie, al menos en el registro culto del habla, de la utilización de los signos con ciertas normas mínimas. Bajo un estricto punto de vista normativo, algunos errores son generalmente considerados, naturalmente, incorrectos.
No obstante, hay que advertir que más allá de cualquier norma establecida, los signos de puntuación componen también la arquitectura del pensamiento escrito. En este sentido, y tal y como sucede en poesía desde hace más de un siglo, no existen normas exactas para reglamentar el correcto uso de los signos en las partituras, tanto narrativas como poéticas. En términos de principios y parámetros, los signos de puntuación entrarían a formar parte de los parámetros del lenguaje, y en consecuencia se sitúan en un proceso de constante evolución y son variables, por lo que pueden depender de otros factores.
Si la finalidad última es la comunicación, podría resultar paradójico encontrarse con licencias ortográficas que no respetan el modo convencional de escritura y que, sin embargo, expresan erróneamente los conceptos y los ritmos internos, invisibles de otra manera.
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