Érase una vez un molinero muy pobre que dejó a sus tres hijos por herencia un molino, un asno y un gato. El gato se come al ratón y se adueña del castillo. El joven le compró al gato como recompensa una capa, un sombrero y un par de botas nuevas. El Rey detuvo la carroza y ayudó al marques
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Érase una vez un molinero muy pobre que dejó a sus tres hijos por herencia un molino, un asno y un gato. El gato se come al ratón y se adueña del castillo. El joven le compró al gato como recompensa una capa, un sombrero y un par de botas nuevas. El Rey detuvo la carroza y ayudó al marques