Protección de la Seguridad Ciudadana, que estos días se debate en el Congreso de los Diputados, no contribuya a respaldar las importantes actuaciones y la responsabilidad que los municipios tienen en materia de seguridad ciudadana.
Los municipios han asumido desde siempre un papel muy relevante en temas de seguridad ciudadana. Un papel que, en general, puede decirse que ha sido eficaz y ha complementado la labor de otras administraciones y poderes públicos. La acción municipal en asuntos de seguridad se ha circunscrito, preferentemente, a los aspectos de convivencia diaria en los pueblos y ciudades, al ámbito de los problemas cotidianos de seguridad, que es un ámbito ciertamente importante en la calidad de vida de las personas.De ello es muestra la ya larga tradición de reglamentos municipales que han ordenado la convivencia en vías y espacios públicos, y que han establecido los límites que no deben sobrepasarse en las relaciones vecinales. El ejemplo más significativo es la defensa contra el gamberrismo o el vandalismo.
También hay que recordar el papel histórico que desarrollan las policías locales que, justo es reconocerlo, han sabido ganarse frecuentemente la confianza de los vecinos cuando éstos han necesitado amparo en situaciones de abuso, o frente a actos contrarios a la seguridad colectiva.
Protección de la Seguridad Ciudadana, que estos días se debate en el Congreso de los Diputados, no contribuya a respaldar las importantes actuaciones y la responsabilidad que los municipios tienen en materia de seguridad ciudadana.
Los municipios han asumido desde siempre un papel muy relevante en temas de seguridad ciudadana. Un papel que, en general, puede decirse que ha sido eficaz y ha complementado la labor de otras administraciones y poderes públicos. La acción municipal en asuntos de seguridad se ha circunscrito, preferentemente, a los aspectos de convivencia diaria en los pueblos y ciudades, al ámbito de los problemas cotidianos de seguridad, que es un ámbito ciertamente importante en la calidad de vida de las personas.De ello es muestra la ya larga tradición de reglamentos municipales que han ordenado la convivencia en vías y espacios públicos, y que han establecido los límites que no deben sobrepasarse en las relaciones vecinales. El ejemplo más significativo es la defensa contra el gamberrismo o el vandalismo.
También hay que recordar el papel histórico que desarrollan las policías locales que, justo es reconocerlo, han sabido ganarse frecuentemente la confianza de los vecinos cuando éstos han necesitado amparo en situaciones de abuso, o frente a actos contrarios a la seguridad colectiva.