Y el Señor dijo a Satanás: ¿Has considerado a mi siervo Job, que no hay otro hombre como él en la tierra, perfecto y recto, temeroso de Dios y alejado del mal?» (Job 1:8)
Job es un creyente que vive cerca de Dios. Ha sido ricamente bendecido por él, tiene una gran familia y grandes posesiones. Dios da testimonio de su fidelidad ante el mismo Satanás.
Pero Dios tiene una lección importante que enseñarle a Job. Con este fin, él autoriza a Satanás a causar una serie de calamidades para que caigan sobre él, sin tocar a su salud. Satanás se apresura a asestar un golpe terrible a Job, que pierde a sus diez hijos y todas sus posesiones en un solo día. Job reacciona de una manera admirable y se somete, sin una palabra de rebelión. Satanás ha perdido, pero vuelve a la carga; insiste y afirma ante Dios que, si lo toca en su salud, Job renegaría de Dios en Su misma presencia. Dios le permite enviar una enfermedad a Job, sin tocar a su vida. Job entonces sufre de una terrible úlcera y una picazón horrible de la cabeza a los pies. Es difícil imaginar una situación más miserable que la de Job, y un mayor contraste con su estado anterior. Su esposa es testigo de su extrema desgracia. Está llena de amargura y piensa: ¿todavía retienes tu integridad?
Es entonces cuando Satanás, aprovechándose de la gran angustia de Job, da el golpe supremo. A través de la boca de su esposa, sugiere: «Reniega de Dios y muere» (Job 2:9). Satanás espera conseguir finalmente lo que quiere: que Job se rebele y maldiga a su Dios.
Pero aquí, de nuevo Job se mantiene firme. Suavemente reprocha a su esposa esta triste sugerencia, y se somete sin pronunciar una palabra inapropiada hacia Dios.
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Respuesta:
Explicación:
Y el Señor dijo a Satanás: ¿Has considerado a mi siervo Job, que no hay otro hombre como él en la tierra, perfecto y recto, temeroso de Dios y alejado del mal?» (Job 1:8)
Job es un creyente que vive cerca de Dios. Ha sido ricamente bendecido por él, tiene una gran familia y grandes posesiones. Dios da testimonio de su fidelidad ante el mismo Satanás.
Pero Dios tiene una lección importante que enseñarle a Job. Con este fin, él autoriza a Satanás a causar una serie de calamidades para que caigan sobre él, sin tocar a su salud. Satanás se apresura a asestar un golpe terrible a Job, que pierde a sus diez hijos y todas sus posesiones en un solo día. Job reacciona de una manera admirable y se somete, sin una palabra de rebelión. Satanás ha perdido, pero vuelve a la carga; insiste y afirma ante Dios que, si lo toca en su salud, Job renegaría de Dios en Su misma presencia. Dios le permite enviar una enfermedad a Job, sin tocar a su vida. Job entonces sufre de una terrible úlcera y una picazón horrible de la cabeza a los pies. Es difícil imaginar una situación más miserable que la de Job, y un mayor contraste con su estado anterior. Su esposa es testigo de su extrema desgracia. Está llena de amargura y piensa: ¿todavía retienes tu integridad?
Es entonces cuando Satanás, aprovechándose de la gran angustia de Job, da el golpe supremo. A través de la boca de su esposa, sugiere: «Reniega de Dios y muere» (Job 2:9). Satanás espera conseguir finalmente lo que quiere: que Job se rebele y maldiga a su Dios.
Pero aquí, de nuevo Job se mantiene firme. Suavemente reprocha a su esposa esta triste sugerencia, y se somete sin pronunciar una palabra inapropiada hacia Dios.