E l problema que abordará este trabajo se enmarca dentro de un conjunto de
respuestas surgidas frente a las transformaciones disruptivas causadas por el
desarrollo del capitalismo industrial. Este último no sólo generó un escenario
que causó trastornos sustanciales en los hábitos y formas de vida acostumbrados, sino que puso
a prueba la capacidad de adaptación de una sociedad completa a estas nuevas circunstancias
históricas. Innumerables personas experimentaron la pérdida de la forma de vida desarrollada
en pequeñas comunidades, reemplazada por el anonimato, la explotación laboral, el hacinamiento, la competencia económica y un amplio desprecio a los pobres1
.
Las respuestas a esta realidad fueron de diversa índole y provinieron de distintos ámbitos
intelectuales: algunos intentaban volver al pasado cobijándose en el mundo preindustrial, en
la medida que añoraban las seguridades otorgadas por la economía tradicional, y otros, sin la
esperanza de volver atrás, proyectaban la configuración de sociedades basadas en cimientos
distintos. Dentro de esta última tendencia se puede ubicar el desarrollo del socialismo temprano, que produjo durante el siglo xix una proliferación de planes y proyectos que actuaron
como las bases intelectuales del pensamiento socialista posterior. Según Ronald Stromberg, la
impaciencia con la que las personas produjeron ideas socialistas y se impregnaron con ellas
a lo largo de este período se relaciona con la sensación general de que hacía falta un plan de
reorganización social, con el descontento ante el liberalismo de la igualdad jurídica combinado con la libre competencia y con el constante fermento ideológico de la Ilustración2
.
Mientras que para Gregory Claeys las distintas vertientes de pensamiento, que pueden
denominarse como socialistas hasta antes de 1830, emergieron de tres fuentes: el fracaso de la Revolución Francesa para resolver el problema de la pobreza; su degeneración política
en dictadura; y el comienzo de la industrialización. Después de 1848, estos problemas serán
extensamente reconocidos por tener una solución común “socialista”, que era ampliamente
democrática, colectivista y anticapitalista, y tendía hacia la propiedad comunitaria y el rechazo
al “libre mercado”. No obstante, Claeys señala que la diversidad de estas respuestas también
debe ser enfatizada: el socialismo también poseía rasgos autoritarios y paternalistas, y al final
del siglo también pudo combinarse con variadas formas de individualismo y anarquismo3
Respuesta:
La teoría sobre la naturaleza del hombre
y la sociedad en el pensamiento de Robert Owen
como base del socialismo británico (1813-1816)
Introducción
E l problema que abordará este trabajo se enmarca dentro de un conjunto de
respuestas surgidas frente a las transformaciones disruptivas causadas por el
desarrollo del capitalismo industrial. Este último no sólo generó un escenario
que causó trastornos sustanciales en los hábitos y formas de vida acostumbrados, sino que puso
a prueba la capacidad de adaptación de una sociedad completa a estas nuevas circunstancias
históricas. Innumerables personas experimentaron la pérdida de la forma de vida desarrollada
en pequeñas comunidades, reemplazada por el anonimato, la explotación laboral, el hacinamiento, la competencia económica y un amplio desprecio a los pobres1
.
Las respuestas a esta realidad fueron de diversa índole y provinieron de distintos ámbitos
intelectuales: algunos intentaban volver al pasado cobijándose en el mundo preindustrial, en
la medida que añoraban las seguridades otorgadas por la economía tradicional, y otros, sin la
esperanza de volver atrás, proyectaban la configuración de sociedades basadas en cimientos
distintos. Dentro de esta última tendencia se puede ubicar el desarrollo del socialismo temprano, que produjo durante el siglo xix una proliferación de planes y proyectos que actuaron
como las bases intelectuales del pensamiento socialista posterior. Según Ronald Stromberg, la
impaciencia con la que las personas produjeron ideas socialistas y se impregnaron con ellas
a lo largo de este período se relaciona con la sensación general de que hacía falta un plan de
reorganización social, con el descontento ante el liberalismo de la igualdad jurídica combinado con la libre competencia y con el constante fermento ideológico de la Ilustración2
.
Mientras que para Gregory Claeys las distintas vertientes de pensamiento, que pueden
denominarse como socialistas hasta antes de 1830, emergieron de tres fuentes: el fracaso de la Revolución Francesa para resolver el problema de la pobreza; su degeneración política
en dictadura; y el comienzo de la industrialización. Después de 1848, estos problemas serán
extensamente reconocidos por tener una solución común “socialista”, que era ampliamente
democrática, colectivista y anticapitalista, y tendía hacia la propiedad comunitaria y el rechazo
al “libre mercado”. No obstante, Claeys señala que la diversidad de estas respuestas también
debe ser enfatizada: el socialismo también poseía rasgos autoritarios y paternalistas, y al final
del siglo también pudo combinarse con variadas formas de individualismo y anarquismo3
Explicación:
Respuesta:
nolo se pero gracias pro l9s puntos