La Iglesia católica fue la institución más influyente después del gobierno español en la época del virreinato normando la moralidad y la vida diaria de los novohispanos y siendo parte de la historia negra de la inquisición española.
Durante la independencia, la religión fue parte de la lucha, al ser enarbolado el símbolo católico más importante de México La Virgen de Guadalupe, por el considerado iniciador de la guerra y padre de la Patria Miguel Hidalgo y Costilla. Al finalizar la guerra, Iglesia y Estado comenzarían unidos en el México independiente y tras los desastrosos experimentos de gobierno, la promulgación de la Constitución Política de 1857 y las Leyes de Reforma, marcan la separación definitiva de la Iglesia y el gobierno, surgiendo así uno de los primeros países laicos de Latinoamérica.
El porfiriato fue una época de pacificación ante la constante hostilidad entre las facciones liberales y las conservadoras de corte católico que caracterizaron al siglo XIX, pero el estallido de la Revolución extendió un alto grado de anticatolicismo por diversas regiones del país culminando con la promulgación de la Constitución de 1917 que limitaría en gran medida las actividades de la grey católica, al grado que se le desconoció personalidad jurídica a esta y se consagró la libertad de culto por esta carta magna. Las disposiciones en contra de la iglesia católica, aumentaron las tensiones entre los católicos más radicales hasta dar inicio a la guerra cristera como extensión de la revolución hasta agotarse ambos bandos y acordar la paz en el llamado modus vivendi.
Las relaciones entre la Iglesia y el estado se reestablecieron oficialmente hasta 1993, en que el gobierno de Carlos Salinas reconoció permanentemente la personalidad jurídica de todas las religiones establecidas en México, pero cuya reforma iba principalmente dirigida a la iglesia mayoritaria en el país. Se cuenta desde entonces con misiones diplomáticas entre México y la Santa Sede y visitas mutuas entre los jefes de estado entre las que se cuentan las visitas de tres papas al país.
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La Iglesia católica fue la institución más influyente después del gobierno español en la época del virreinato normando la moralidad y la vida diaria de los novohispanos y siendo parte de la historia negra de la inquisición española.
Durante la independencia, la religión fue parte de la lucha, al ser enarbolado el símbolo católico más importante de México La Virgen de Guadalupe, por el considerado iniciador de la guerra y padre de la Patria Miguel Hidalgo y Costilla. Al finalizar la guerra, Iglesia y Estado comenzarían unidos en el México independiente y tras los desastrosos experimentos de gobierno, la promulgación de la Constitución Política de 1857 y las Leyes de Reforma, marcan la separación definitiva de la Iglesia y el gobierno, surgiendo así uno de los primeros países laicos de Latinoamérica.
El porfiriato fue una época de pacificación ante la constante hostilidad entre las facciones liberales y las conservadoras de corte católico que caracterizaron al siglo XIX, pero el estallido de la Revolución extendió un alto grado de anticatolicismo por diversas regiones del país culminando con la promulgación de la Constitución de 1917 que limitaría en gran medida las actividades de la grey católica, al grado que se le desconoció personalidad jurídica a esta y se consagró la libertad de culto por esta carta magna. Las disposiciones en contra de la iglesia católica, aumentaron las tensiones entre los católicos más radicales hasta dar inicio a la guerra cristera como extensión de la revolución hasta agotarse ambos bandos y acordar la paz en el llamado modus vivendi.
Las relaciones entre la Iglesia y el estado se reestablecieron oficialmente hasta 1993, en que el gobierno de Carlos Salinas reconoció permanentemente la personalidad jurídica de todas las religiones establecidas en México, pero cuya reforma iba principalmente dirigida a la iglesia mayoritaria en el país. Se cuenta desde entonces con misiones diplomáticas entre México y la Santa Sede y visitas mutuas entre los jefes de estado entre las que se cuentan las visitas de tres papas al país.