Respuesta:Los polígonos son parte de la geometría, y su importancia radica en que son esenciales para la construcción de objetos y análisis de diferentes variables, en diferentes ciencias, pues son representaciones que se adaptan a muchos entes. Por ejemplo, en la vida diaria podemos usar los polígonos como: Escuadras de medida.
De la importancia de la forma en la arquitectura
Este estudio, que pretende averiguar la necesidad de la geometría en el
proyecto arquitectónico, debe antes resolver la importancia de que la forma sea una u
otra; ¿a qué responde, pues, la forma en arquitectura?
Hablar de forma y arquitectura parece tan obvio que se hace difícil incluso
justificarlo: todo en arquitectura es forma o acaba tomando una forma y los
argumentos entorno a ella no parecen agotarse.
La forma de las cosas corpóreas se define en las tres dimensiones. Sin
embargo, la arquitectura ha fijado mayoritariamente su interés en el análisis de la
planta de los edificios, aunque es esencialmente tridimensional. Es evidente que en los
libros y en las escuelas se trabaja, se estudia y se habla mucho más de las plantas de
los edificios que de su volumen, y este desequilibrio hace que a veces cueste entender
problemas de forma que sólo se pueden comprender con una educación espacial
correcta. La forma de las plantas de los edificios es, para este trabajo, un aspecto
parcial de la forma general.
Un breve repaso histórico
El uso de formas singulares en las obras de arquitectura ha ido siempre
unido a los principios estructurales que la resolvían. Los avances en las técnicas y los
conocimientos sobre estática o la introducción de nuevos materiales, han dado pie a
construcciones novedosas en todas las épocas. Pero también se han sucedido
tiempos en que la forma ha sido el objetivo. Cuando se ha convertido por ella misma
en un valor, ha adquirido simbolismo por encima de las causas que la hicieran posible
en origen.
Parece oportuno, pues, un repaso muy sintético, aunque no sea exhaustivo,
por la historia para destacar qué parámetros han incidido en la obtención de una forma
u otra y cuándo la forma ha estado por delante de otras consideraciones.
Especialmente interesa para concretar qué se entiende por forma. En lugar de
definiciones semánticas de la palabra forma (tan recurrentes en los estudios de
carácter teórico) es preferible hablar de formas que ha tenido la arquitectura en
diferentes lugares y tiempos. Esto pondrá al lector en la idea de forma de la que aquí
se parte, puesto que éste es uno de esos conceptos que todo el mundo entiende hasta
que se le pide una definición.
La forma de las obras de la antigüedad era, mayoritariamente, la
consecuencia de un propósito constructivo para hacer posible una actividad; y la
apariencia exterior de los edificios dependía sobretodo del sistema estructural que
soportaba su cubierta, ya fuera abovedado o arquitrabado, y de la forma de ésta.
Respuesta:
De la importancia de la forma en la arquitectura
Este estudio, que pretende averiguar la necesidad de la geometría en el
proyecto arquitectónico, debe antes resolver la importancia de que la forma sea una u
otra; ¿a qué responde, pues, la forma en arquitectura?
Hablar de forma y arquitectura parece tan obvio que se hace difícil incluso
justificarlo: todo en arquitectura es forma o acaba tomando una forma y los
argumentos entorno a ella no parecen agotarse.
La forma de las cosas corpóreas se define en las tres dimensiones. Sin
embargo, la arquitectura ha fijado mayoritariamente su interés en el análisis de la
planta de los edificios, aunque es esencialmente tridimensional. Es evidente que en los
libros y en las escuelas se trabaja, se estudia y se habla mucho más de las plantas de
los edificios que de su volumen, y este desequilibrio hace que a veces cueste entender
problemas de forma que sólo se pueden comprender con una educación espacial
correcta. La forma de las plantas de los edificios es, para este trabajo, un aspecto
parcial de la forma general.
Un breve repaso histórico
El uso de formas singulares en las obras de arquitectura ha ido siempre
unido a los principios estructurales que la resolvían. Los avances en las técnicas y los
conocimientos sobre estática o la introducción de nuevos materiales, han dado pie a
construcciones novedosas en todas las épocas. Pero también se han sucedido
tiempos en que la forma ha sido el objetivo. Cuando se ha convertido por ella misma
en un valor, ha adquirido simbolismo por encima de las causas que la hicieran posible
en origen.
Parece oportuno, pues, un repaso muy sintético, aunque no sea exhaustivo,
por la historia para destacar qué parámetros han incidido en la obtención de una forma
u otra y cuándo la forma ha estado por delante de otras consideraciones.
Especialmente interesa para concretar qué se entiende por forma. En lugar de
definiciones semánticas de la palabra forma (tan recurrentes en los estudios de
carácter teórico) es preferible hablar de formas que ha tenido la arquitectura en
diferentes lugares y tiempos. Esto pondrá al lector en la idea de forma de la que aquí
se parte, puesto que éste es uno de esos conceptos que todo el mundo entiende hasta
que se le pide una definición.
La forma de las obras de la antigüedad era, mayoritariamente, la
consecuencia de un propósito constructivo para hacer posible una actividad; y la
apariencia exterior de los edificios dependía sobretodo del sistema estructural que
soportaba su cubierta, ya fuera abovedado o arquitrabado, y de la forma de ésta.
Explicación: uwu soy bueno una estrellita o corona porfa
Respuesta:Los polígonos son parte de la geometría, y su importancia radica en que son esenciales para la construcción de objetos y análisis de diferentes variables, en diferentes ciencias, pues son representaciones que se adaptan a muchos entes. Por ejemplo, en la vida diaria podemos usar los polígonos como: Escuadras de medida.
De la importancia de la forma en la arquitectura
Este estudio, que pretende averiguar la necesidad de la geometría en el
proyecto arquitectónico, debe antes resolver la importancia de que la forma sea una u
otra; ¿a qué responde, pues, la forma en arquitectura?
Hablar de forma y arquitectura parece tan obvio que se hace difícil incluso
justificarlo: todo en arquitectura es forma o acaba tomando una forma y los
argumentos entorno a ella no parecen agotarse.
La forma de las cosas corpóreas se define en las tres dimensiones. Sin
embargo, la arquitectura ha fijado mayoritariamente su interés en el análisis de la
planta de los edificios, aunque es esencialmente tridimensional. Es evidente que en los
libros y en las escuelas se trabaja, se estudia y se habla mucho más de las plantas de
los edificios que de su volumen, y este desequilibrio hace que a veces cueste entender
problemas de forma que sólo se pueden comprender con una educación espacial
correcta. La forma de las plantas de los edificios es, para este trabajo, un aspecto
parcial de la forma general.
Un breve repaso histórico
El uso de formas singulares en las obras de arquitectura ha ido siempre
unido a los principios estructurales que la resolvían. Los avances en las técnicas y los
conocimientos sobre estática o la introducción de nuevos materiales, han dado pie a
construcciones novedosas en todas las épocas. Pero también se han sucedido
tiempos en que la forma ha sido el objetivo. Cuando se ha convertido por ella misma
en un valor, ha adquirido simbolismo por encima de las causas que la hicieran posible
en origen.
Parece oportuno, pues, un repaso muy sintético, aunque no sea exhaustivo,
por la historia para destacar qué parámetros han incidido en la obtención de una forma
u otra y cuándo la forma ha estado por delante de otras consideraciones.
Especialmente interesa para concretar qué se entiende por forma. En lugar de
definiciones semánticas de la palabra forma (tan recurrentes en los estudios de
carácter teórico) es preferible hablar de formas que ha tenido la arquitectura en
diferentes lugares y tiempos. Esto pondrá al lector en la idea de forma de la que aquí
se parte, puesto que éste es uno de esos conceptos que todo el mundo entiende hasta
que se le pide una definición.
La forma de las obras de la antigüedad era, mayoritariamente, la
consecuencia de un propósito constructivo para hacer posible una actividad; y la
apariencia exterior de los edificios dependía sobretodo del sistema estructural que
soportaba su cubierta, ya fuera abovedado o arquitrabado, y de la forma de ésta.
Explicación: espero te sirva