El comportamiento de una persona no puede comprenderse sin el entorno en el que vive y con el que interactúa constantemente porque este entorno ejerce una clara influencia como bien muestra la cultura. En la era de la globalización cuando las tecnologías acortan las distancias, este entorno es mucho más amplio puesto que cualquier persona accede a un montón de información cada día desde diferentes partes del mundo. El ser humano forma parte de una sociedad en la que ocupa un rol determinado. La interacción del individuo con el sistema refleja la vertiente social de la naturaleza humana.
El entorno social más directo es la familia en la que nace un bebé. Además, durante la primera infancia se forjan las raíces de la personalidad de un niño. En ese caso, todo ser humano también interioriza hábitos, costumbres y rutinas a través del ejemplo que ve en sus padres. Esta es una de las razones por las que la educación debe basarse en el ejemplo positivo porque un hecho deja más huella en la mente que una palabra.
El entorno social hace referencia a la integración o inadaptación de una persona desde el punto de vista laboral o social. Para tener una buena integración en el entorno social, cualquier persona aspira a tener un trabajo con el que sentirse desarrollada y poder aportar a la sociedad lo mejor de sí misma.
Un trabajo aporta autoestima, reconocimiento, amor propio y motivación. En cambio, uno de los grandes riesgos del desempleo de larga duración es la exclusión del entorno social porque los problemas económicos también repercuten en el nivel de vida.
Todo ser humano está influido por el momento histórico en el que le ha tocado vivir y por la situación familiar en la que ha crecido. Por esta razón, para poder tener una visión objetiva de una situación social hay que atender al todo pero también a la parte. En este sentido, conviene precisar que una persona está influida por el entorno social en el que ha crecido pero no determinada a modo de causa y efecto porque el ser humano es libre.
Respuesta:
espero q te sirva
Explicación:
El comportamiento de una persona no puede comprenderse sin el entorno en el que vive y con el que interactúa constantemente porque este entorno ejerce una clara influencia como bien muestra la cultura. En la era de la globalización cuando las tecnologías acortan las distancias, este entorno es mucho más amplio puesto que cualquier persona accede a un montón de información cada día desde diferentes partes del mundo. El ser humano forma parte de una sociedad en la que ocupa un rol determinado. La interacción del individuo con el sistema refleja la vertiente social de la naturaleza humana.
El entorno social más directo es la familia en la que nace un bebé. Además, durante la primera infancia se forjan las raíces de la personalidad de un niño. En ese caso, todo ser humano también interioriza hábitos, costumbres y rutinas a través del ejemplo que ve en sus padres. Esta es una de las razones por las que la educación debe basarse en el ejemplo positivo porque un hecho deja más huella en la mente que una palabra.
El entorno social hace referencia a la integración o inadaptación de una persona desde el punto de vista laboral o social. Para tener una buena integración en el entorno social, cualquier persona aspira a tener un trabajo con el que sentirse desarrollada y poder aportar a la sociedad lo mejor de sí misma.
Un trabajo aporta autoestima, reconocimiento, amor propio y motivación. En cambio, uno de los grandes riesgos del desempleo de larga duración es la exclusión del entorno social porque los problemas económicos también repercuten en el nivel de vida.
Todo ser humano está influido por el momento histórico en el que le ha tocado vivir y por la situación familiar en la que ha crecido. Por esta razón, para poder tener una visión objetiva de una situación social hay que atender al todo pero también a la parte. En este sentido, conviene precisar que una persona está influida por el entorno social en el que ha crecido pero no determinada a modo de causa y efecto porque el ser humano es libre.