Se conoce como relato histórico a la narración cronológica de acontecimientos reales del pasado. Lo habitual es que esta clase de relato se estructure en tres secciones: comienza con una introducción, donde se ofrece un panorama amplio acerca de lo que se tratará a continuación; sigue con el desarrollo de los acontecimientos; y finaliza con una conclusión.
Al centrarse en hechos del pasado, el relato histórico siempre dispone de un final. Es decir: aunque será el historiador quien elija cuándo finalizar el relato de acuerdo a sus interpretaciones y conocimientos, los sucesos que explica ya han concluido y, por lo tanto, no se renovarán ni se extenderán.
Un relato histórico sobre una batalla de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, puede comenzar con una introducción sobre el conflicto bélico. Luego se desarrollará lo referente a la batalla en sí misma y finalmente, se hará una conclusión sobre el resultado y las consecuencias de la misma. Dado que la Segunda Guerra Mundial finalizó en 1945, los acontecimientos narrados en este relato histórico no tendrán una continuación ni se modificarán en el futuro.
En algunos casos, de todas formas, nuevos descubrimientos o interpretaciones permiten la modificación de un relato histórico pese a que, obviamente, no cambian los hechos ya sucedidos.
Escribir un relato histórico, así como cualquier otra obra literaria, debe surgir como el resultado de una necesidad legítima y sustentarse con los conocimientos pertinentes; no es una tarea que cualquier persona pueda llevar a cabo, ya que no se trata de un mero recuento de hechos. Si cumplimos con dichos requisitos, entonces debemos prestar atención a una serie de puntos fundamentales que hacen a ala estructura del escrito.
Dichos puntos sirven como vértices que unen y articulan el relato histórico, pero que además permiten responder a diversos interrogantes. Veamos a continuación una lista de los principales, con una breve descripción de cada uno:
* protagonistas: cómo contar parte de la historia de la humanidad sin enfocarse en uno o más personajes, en este caso personas reales, que la hayan protagonizado. Cualquier página de nuestro pasado debe girar en torno a las acciones de determinados individuos, y por eso debemos tener bien claro acerca de quién hablaremos antes de comenzar;
* tiempo: otra de las preguntas fundamentales a la hora de escribir un relato histórico es “¿cuándo?”. No se trata de la mera búsqueda de una fecha, sino de todo lo que rodeaba la época en cuestión;
* lugar: similar al punto anterior, es necesario situar al lector en un lugar bien definido, con todos los aspectos culturales que eso conlleva;
* motivaciones: el o los protagonistas de la historia no actuaron porque sí, sino que existen razones que los impulsaron a dejar huellas imborrables. Conocer el trasfondo de los personajes le brinda al lector un punto de vista más humano y emocional para comprender los hechos;
* dificultades: el relato histórico debe presentar una estructura limpia y fácil de seguir, para que el resultado de leerlo sea conocer una parte más de la historia. Habiendo cubierto los puntos iniciales, comienza el camino de los protagonistas y es probable que algo inesperado haya ocurrido, dificultades que los hayan obligado a cambiar de planes;
* situación final: como se indica en párrafos anteriores, el narrador debe escoger una porción de la historia que concluya, y es importante explicar claramente cómo se tal cierre, recordando indicar la situación de los protagonistas y del espacio geográfico en dicho momento
Lee todo en: Definición de relato histórico - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/relato-historico/#ixzz4AdFtSQhH
Se conoce como relato histórico a la narración cronológica de acontecimientos reales del pasado. Lo habitual es que esta clase de relato se estructure en tres secciones: comienza con una introducción, donde se ofrece un panorama amplio acerca de lo que se tratará a continuación; sigue con el desarrollo de los acontecimientos; y finaliza con una conclusión.
Al centrarse en hechos del pasado, el relato histórico siempre dispone de un final. Es decir: aunque será el historiador quien elija cuándo finalizar el relato de acuerdo a sus interpretaciones y conocimientos, los sucesos que explica ya han concluido y, por lo tanto, no se renovarán ni se extenderán.
Un relato histórico sobre una batalla de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, puede comenzar con una introducción sobre el conflicto bélico. Luego se desarrollará lo referente a la batalla en sí misma y finalmente, se hará una conclusión sobre el resultado y las consecuencias de la misma. Dado que la Segunda Guerra Mundial finalizó en 1945, los acontecimientos narrados en este relato histórico no tendrán una continuación ni se modificarán en el futuro.
En algunos casos, de todas formas, nuevos descubrimientos o interpretaciones permiten la modificación de un relato histórico pese a que, obviamente, no cambian los hechos ya sucedidos.
Escribir un relato histórico, así como cualquier otra obra literaria, debe surgir como el resultado de una necesidad legítima y sustentarse con los conocimientos pertinentes; no es una tarea que cualquier persona pueda llevar a cabo, ya que no se trata de un mero recuento de hechos. Si cumplimos con dichos requisitos, entonces debemos prestar atención a una serie de puntos fundamentales que hacen a ala estructura del escrito.
Dichos puntos sirven como vértices que unen y articulan el relato histórico, pero que además permiten responder a diversos interrogantes. Veamos a continuación una lista de los principales, con una breve descripción de cada uno:
* protagonistas: cómo contar parte de la historia de la humanidad sin enfocarse en uno o más personajes, en este caso personas reales, que la hayan protagonizado. Cualquier página de nuestro pasado debe girar en torno a las acciones de determinados individuos, y por eso debemos tener bien claro acerca de quién hablaremos antes de comenzar;
* tiempo: otra de las preguntas fundamentales a la hora de escribir un relato histórico es “¿cuándo?”. No se trata de la mera búsqueda de una fecha, sino de todo lo que rodeaba la época en cuestión;
* lugar: similar al punto anterior, es necesario situar al lector en un lugar bien definido, con todos los aspectos culturales que eso conlleva;
* motivaciones: el o los protagonistas de la historia no actuaron porque sí, sino que existen razones que los impulsaron a dejar huellas imborrables. Conocer el trasfondo de los personajes le brinda al lector un punto de vista más humano y emocional para comprender los hechos;
* dificultades: el relato histórico debe presentar una estructura limpia y fácil de seguir, para que el resultado de leerlo sea conocer una parte más de la historia. Habiendo cubierto los puntos iniciales, comienza el camino de los protagonistas y es probable que algo inesperado haya ocurrido, dificultades que los hayan obligado a cambiar de planes;
* situación final: como se indica en párrafos anteriores, el narrador debe escoger una porción de la historia que concluya, y es importante explicar claramente cómo se tal cierre, recordando indicar la situación de los protagonistas y del espacio geográfico en dicho momento
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