mendozagiraldo
Rumiñahui El tramo más feliz de su existencia fue servir al anciano Huaina Cápac y mostrar su valentía y talento guerrero en la causa de Atahualpa cuando estalló la guerra civil en el Imperio. En el primer semestre de 1532, Quizquiz, Caracuchima y Rumiñahi, pacificaron el Tahuantinsuyo y entraron al Cuzco. Huáscar fue ejecutado. En esta guerra, los quiteños admiraron la serenidad imperturbada de Cara de piedra y los cuzqueños temieron la frialdad de Ojo e piedra, así conocido por la nube que le velaba uno de los ojos a consecuencia de una lanzada en medio del combate. El momento más amargo de Rumiñahui fue el 16 de noviembre de 1532 cuando Hernando Pizarro concertó con Atahualpa la fatal entrevista en Cajamarca. Rumiñahui intuyó la traición de los españoles y lo que había de suceder. Al siguiente día cayó el Inca en la emboscada tendida por Francisco Pizarro y quedó como rehén hasta que pagara su rescate. Rumiñahui no dudó: se dirigió a Quito con sus tropas, destituyó a Cozopanqui, tío de Atahualpa, asumió todos los poderes y organizó la resistencia contra los españoles. No envió los tesoros de Atahualpa para el rescate sino solo el oro de otras regiones.
Su intuición se confirmó: el 16 de julio de 1533 los españoles ejecutaron a su rehén.
La guerra de resistencia tuvo dos fases: la una hasta la primera entrada de Benalcázar a Quito en julio de 1534 y la fundación de Santiago de Quito en la provincia de Chimborazo en agosto de 1534; y la otra hasta la muerte de Rumiñahui en 1535. La primera fue una guerra de batallas; la segunda, una guerra de guerrillas. Rumiñahui avanzó a Tomebamba, castigó a los cañaris aliados de Benalcázar y fue retirándose hacia Quito acosado por el español.
Episodios memorables fueron los combates en el callejón andino, la recepción del cadáver de Atahualpa en Liribamba, la deserción de muchos indios al bando español, la erupción del Tungurahua, la muerte de los primeros cuatro caballos en combate, cuyas cabezas adornadas con flores fueron expuestas por Rumiñahui como prueba de la vulnerabilidad española
Antes de que Quito cayera, Rumiñahui la incendió, escondió los afamados tesoros de Atahualpa y pasó a cuchillo a 4.000 indios pillajes, zámbizas y collaguazos que habían recibido a Benalcázar como liberador. Éste entró a Quito en julio de 1534 hacia las fiesta de Pentecostés
La segunda fase fue una gesta desesperada: refugiado entre los yumbos al lado occidental del Pichincha, levantó a los indios de los Chillos y Latacunga, cayó sobre Quito, persiguió a Benalcázar que se dirigía a Riobamba a conferenciar con Pedro de Alvarado, se atrincheró en las breñas de Pillaro pasó a Quijos, se escondió en los solitarios Llanganates y retrasó en tres meses la segunda entrada de Benalcázar a Quito.
Fundada la ciudad española en diciembre de 1534, Benalcázar dio el asalto final a Rumiñahui en el pucará de Sigchos en Cotopaxi. Huyó Rumiñahui: cojeando y solo, fue capturado por cuatro infantes y un jinete en las breñas del cerro Rumiñahui. Juan de Ampudia, El Torturador, le aplicó el tormento pero no le sacó palabra sobre el tesoro de Atahualpa.
El Libro de Actas del Cabildo quiteño consigna para el 25 de junio de 1535: 'Se prendieron los principales señores de estas provincias que se tenía por cierto que sabían del oro y plata que se decía en ellas había, que son Orominavi (Rumiñahui), Zopozopagua, Quingalumba, Razorazo, Sina. Por razón de los delitos que cometieron, se ha hecho justicia de ellos'.
El tramo más feliz de su existencia fue servir al anciano Huaina Cápac y mostrar su valentía y talento guerrero en la causa de Atahualpa cuando estalló la guerra civil en el Imperio. En el primer semestre de 1532, Quizquiz, Caracuchima y Rumiñahi, pacificaron el Tahuantinsuyo y entraron al Cuzco. Huáscar fue ejecutado. En esta guerra, los quiteños admiraron la serenidad imperturbada de Cara de piedra y los cuzqueños temieron la frialdad de Ojo e piedra, así conocido por la nube que le velaba uno de los ojos a consecuencia de una lanzada en medio del combate.
El momento más amargo de Rumiñahui fue el 16 de noviembre de 1532 cuando Hernando Pizarro concertó con Atahualpa la fatal entrevista en Cajamarca. Rumiñahui intuyó la traición de los españoles y lo que había de suceder. Al siguiente día cayó el Inca en la emboscada tendida por Francisco Pizarro y quedó como rehén hasta que pagara su rescate. Rumiñahui no dudó: se dirigió a Quito con sus tropas, destituyó a Cozopanqui, tío de Atahualpa, asumió todos los poderes y organizó la resistencia contra los españoles. No envió los tesoros de Atahualpa para el rescate sino solo el oro de otras regiones.
Su intuición se confirmó: el 16 de julio de 1533 los españoles ejecutaron a su rehén.
La guerra de resistencia tuvo dos fases: la una hasta la primera entrada de Benalcázar a Quito en julio de 1534 y la fundación de Santiago de Quito en la provincia de Chimborazo en agosto de 1534; y la otra hasta la muerte de Rumiñahui en 1535. La primera fue una guerra de batallas; la segunda, una guerra de guerrillas. Rumiñahui avanzó a Tomebamba, castigó a los cañaris aliados de Benalcázar y fue retirándose hacia Quito acosado por el español.
Episodios memorables fueron los combates en el callejón andino, la recepción del cadáver de Atahualpa en Liribamba, la deserción de muchos indios al bando español, la erupción del Tungurahua, la muerte de los primeros cuatro caballos en combate, cuyas cabezas adornadas con flores fueron expuestas por Rumiñahui como prueba de la vulnerabilidad española
Antes de que Quito cayera, Rumiñahui la incendió, escondió los afamados tesoros de Atahualpa y pasó a cuchillo a 4.000 indios pillajes, zámbizas y collaguazos que habían recibido a Benalcázar como liberador. Éste entró a Quito en julio de 1534 hacia las fiesta de Pentecostés
La segunda fase fue una gesta desesperada: refugiado entre los yumbos al lado occidental del Pichincha, levantó a los indios de los Chillos y Latacunga, cayó sobre Quito, persiguió a Benalcázar que se dirigía a Riobamba a conferenciar con Pedro de Alvarado, se atrincheró en las breñas de Pillaro pasó a Quijos, se escondió en los solitarios Llanganates y retrasó en tres meses la segunda entrada de Benalcázar a Quito.
Fundada la ciudad española en diciembre de 1534, Benalcázar dio el asalto final a Rumiñahui en el pucará de Sigchos en Cotopaxi. Huyó Rumiñahui: cojeando y solo, fue capturado por cuatro infantes y un jinete en las breñas del cerro Rumiñahui. Juan de Ampudia, El Torturador, le aplicó el tormento pero no le sacó palabra sobre el tesoro de Atahualpa.
El Libro de Actas del Cabildo quiteño consigna para el 25 de junio de 1535: 'Se prendieron los principales señores de estas provincias que se tenía por cierto que sabían del oro y plata que se decía en ellas había, que son Orominavi (Rumiñahui), Zopozopagua, Quingalumba, Razorazo, Sina. Por razón de los delitos que cometieron, se ha hecho justicia de ellos'.