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De forma recurrente se escucha hablar sobre la infección por VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) y del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) como si fueran sinónimos, lo cual es una idea equivocada, ya que tener VIH no significa tener sida.
Estar infectado con VIH es haber estado expuesto al virus, pero no necesariamente se tiene que desarrollar la enfermedad; de hecho, se puede permanecer sin síntomas (portador asintomático), por mucho tiempo. Aquí, el sistema inmunológico queda debilitado por el virus que lo ataca y, por lo tanto, disminuye la capacidad del organismo para defenderse frente a enfermedades o infecciones llamadas "oportunistas".
Por su lado, el sida es una condición causada por el virus del VIH, que ataca fuertemente al sistema inmunológico por lo que deja de funcionar de forma eficaz, volviendo al organismo susceptible de padecer cánceres e infecciones raras. Aquí aparecen los síntomas de enfermedades “marcadora, es decir, aquellas que típicamente están relacionadas con el avance de la infección ante el deterioro del sistema inmunológico.
¿Cómo actúa el virus?
El VIH ingresa al organismo a través del torrente sanguíneo y como cualquier otro virus, no puede sobrevivir en forma independiente, sino que debe hacerlo en el interior de una célula. Ésta virus tiene la particularidad de invadir y destruir a los linfocitos CD4, subgrupo de los glóbulos blancos, encargados de dirigir el funcionamiento de todo el sistema inmunológico.
Dentro del linfocito CD4 el virus comenzará a reproducirse hasta destruirlo, transmitiendo su información genética de forma tal que se crearan nuevas células que en lugar de defender al individuo destruirán las células que debían defenderlo. De este modo, a medida que el virus se reproduce, el organismo se hace cada vez más vulnerable quedando disminuida su capacidad de defensa ante la presencia de otras enfermedades.
La única manera de saber con seguridad si alguien está infectado con VIH es a través de un análisis de sangre en el laboratorio.
Un resultado positivo solamente indica que el organismo ha producido anticuerpos en respuesta a la infección por el VIH. En ningún momento se puede afirmar que esa persona tiene sida, ya que el diagnostico de esta enfermedad es exclusivamente clínico.
Estar infectado con VIH es haber estado expuesto al virus, pero no necesariamente se tiene que desarrollar la enfermedad; de hecho, se puede permanecer sin síntomas (portador asintomático), por mucho tiempo. Aquí, el sistema inmunológico queda debilitado por el virus que lo ataca y, por lo tanto, disminuye la capacidad del organismo para defenderse frente a enfermedades o infecciones llamadas "oportunistas".
Por su lado, el sida es una condición causada por el virus del VIH, que ataca fuertemente al sistema inmunológico por lo que deja de funcionar de forma eficaz, volviendo al organismo susceptible de padecer cánceres e infecciones raras. Aquí aparecen los síntomas de enfermedades “marcadora, es decir, aquellas que típicamente están relacionadas con el avance de la infección ante el deterioro del sistema inmunológico.
¿Cómo actúa el virus?
El VIH ingresa al organismo a través del torrente sanguíneo y como cualquier otro virus, no puede sobrevivir en forma independiente, sino que debe hacerlo en el interior de una célula. Ésta virus tiene la particularidad de invadir y destruir a los linfocitos CD4, subgrupo de los glóbulos blancos, encargados de dirigir el funcionamiento de todo el sistema inmunológico.
Dentro del linfocito CD4 el virus comenzará a reproducirse hasta destruirlo, transmitiendo su información genética de forma tal que se crearan nuevas células que en lugar de defender al individuo destruirán las células que debían defenderlo. De este modo, a medida que el virus se reproduce, el organismo se hace cada vez más vulnerable quedando disminuida su capacidad de defensa ante la presencia de otras enfermedades.
La única manera de saber con seguridad si alguien está infectado con VIH es a través de un análisis de sangre en el laboratorio.
Un resultado positivo solamente indica que el organismo ha producido anticuerpos en respuesta a la infección por el VIH. En ningún momento se puede afirmar que esa persona tiene sida, ya que el diagnostico de esta enfermedad es exclusivamente clínico.