El primer versículo de Salmo 91, una canción acerca de luchar contra las fuerzas del mal, establece el contexto del resto del capítulo. Examinemos los dos primeros renglones.
Protección en medio de la maldad
No debemos olvidar que los creyentes en el Señor Jesucristo siguen rodeados por la presencia de la impiedad. De hecho, nuestro Salvador oró, de manera específica, diciendo: " No ruego que los quites del mundo sino que los guardes del maligno" (Juan 17: 15). Es difícil comprender la razón pero Dios ha planeado que continuemos viviendo en un mundo secular hostil e impío (kosmos).
Dios, de manera deliberada, no nos ha removido de esa atmósfera de hostilidad. Más bien, nos ha prometido protegernos en medio del conflicto. Aunque no nos ha aislado del mundo, Él nos ha dado su protección, una especie de aislante que nos protege de los ataques del maligno. Dios no quiere que nos alejemos como si fuésemos ermitaños a una cueva sino que más bien vivamos valientemente en la línea de fuego, protegidos con su poder en medio de un ambiente maligno.
El primer versículo de Salmo 91, una canción acerca de luchar contra las fuerzas del mal, establece el contexto del resto del capítulo. Examinemos los dos primeros renglones.
Protección en medio de la maldad
No debemos olvidar que los creyentes en el Señor Jesucristo siguen rodeados por la presencia de la impiedad. De hecho, nuestro Salvador oró, de manera específica, diciendo: " No ruego que los quites del mundo sino que los guardes del maligno" (Juan 17: 15). Es difícil comprender la razón pero Dios ha planeado que continuemos viviendo en un mundo secular hostil e impío (kosmos).
Dios, de manera deliberada, no nos ha removido de esa atmósfera de hostilidad. Más bien, nos ha prometido protegernos en medio del conflicto. Aunque no nos ha aislado del mundo, Él nos ha dado su protección, una especie de aislante que nos protege de los ataques del maligno. Dios no quiere que nos alejemos como si fuésemos ermitaños a una cueva sino que más bien vivamos valientemente en la línea de fuego, protegidos con su poder en medio de un ambiente maligno.