Las diferentes modalidades de arte rupestre que se encuentran en Sudamérica (Ej. pinturas rupestres, petroglifos, monumentos megalíticos, geoglifos, etc.) constituyen manifestaciones humanas que siempre han atraído la atención de los especialistas como del público general. Si bien la abundante literatura que existe sobre este tópico generalmente describe las técnicas de ejecución, la orientación, los motivos y su disposición, así como las posibles funciones, rara vez proporciona información concreta y confiable sobre la antigüedad, el significado, ni sobre los contextos culturales en los cuales se elaboraron y con los que se articulan. Esto tiende a demostrar las limitaciones de los enfoques tradicionales y evidencia la necesidad de que se busquen nuevas metodologías. Aun cuando no es la única explicación, desde la década de los años 70 cuando iniciamos nuestras primeras investigaciones sobre la Mitohistoria y el chamanismo entre los pueblos Maipure-Arawak del Noroeste Amazónico (Suroeste del Estado Amazonas. Región Guainía-Río Negro) siempre surgió de manera muy trasparente todo el proceso de las hierofanías que vinculaban el arte rupestre de estos pueblos con su historia o historias sagradas. A este respecto Eliade (1978: 40) destaca que todos los análisis:
...confirman la función ritual de las figuras y signos... Parece hoy evidente que estas imágenes y estos símbolos se refieran a determinadas «historias», es decir, a acontecimientos relacionados con las estaciones, los hábitos de los animales salvajes, la sexualidad, la muerte, los poderes misteriosos de ciertos seres sobrenaturales y de determinados personajes («especialistas de los sagrado»)...una especie de código significativo a la vez de valor simbólico (mágico religioso por consiguiente) de las imágenes y de su función en las ceremonias en que se hacía referencia a determinadas historias.
Aun cuando ya para 1980 (González Ñáñez, 1980) estábamos convencidos de la sacralidad que representan y/o significan los petroglifos para las actuales sociedades Maipure-Arawak que todavía hoy ocupan las fronteras de Venezuela, Brasil y Colombia, fue a raíz de nuestras expediciones más sistemáticas hacia el Noroeste amazónico en 1987 1988, que comprendimos mejor cómo leen las piedras sagradas los chamanes o payé (maÍírri) de estos pueblos. Nuestras incursiones, especialmente hacia el territorio ancestral y lugar de la etnogénesis de las etnias y lenguas Maipure-Arawak, es decir, hacia el área conocida como “El Ombligo del Mundo” ubicada en el raudal de Jípana (Hípana) también llamado Kúwai-Yuruparí cachoeira en el río Aiarí, un afluente del río Isana, Alto Rio Negro, Brasil, nos dejó muchas enseñanzas por parte de los hombres de saber y conocimiento de estas sociedades indígenas. La importancia de los petroglifos de ese “Gran Libro” (Scaramelli, 1992:115) que contiene el Raudal de Jípana son fundamentales para conocer la expansión de las culturas arawak desde la Amazonia-Orinoquia hasta los Llanos, las Antillas, y eventualmente los Andes. Allí habrían surgido de acuerdo a la mitohistoria de estas sociedades todos los pueblos Maipure-Arawak: Kurripako, Baniva, Tariana, Piapoko, Baré, Yavitero, Guináu, Wayuunáiki, Añu, Palikur, Lokono, Paresi, etc., pero también se habrían originado otras etnias no Arawakas pero muy relacionadas y vecinas como es el caso de los grupos Tukano orientales del río Vaupés entre Brasil y Colombia (Cubeo, Uanano, Desano, Piratapuya, Bará, Barasana, y los Nukak-Máku).
Las investigaciones realizadas durante casi tres décadas en compañía de las colegas del IVIC Silvia Vidal y Alberta Zucchi entre grupos Maipure del Norte que habitan la región Isana-Vaupés permitieron establecer algunos hechos importantes sobre ciertas manifestaciones del arte rupestre de esta zona:
1. Determinados petroglifos y pinturas rupestres de la región Isana-Alto Negro se relacionan con los ancestros de grupos cuyas lenguas pertenecen al Maipure del Norte (Ej.: Curripaco, Warekena, Piapoco, Baniva y Baré).
2. La localización geográfica y la simbología de estas manifestaciones así como la de ciertos hitos geográficos y/o marcas asociadas se relacionan con: a) los territorios ancestrales y/o tradicionales b) su historia (mítica y real), c) sus ceremonias de iniciación, d) los nombres de sus fratrias y sibs, e) sus migraciones ancestrales, y f) sus procesos de recreación societaria.
Partiendo de lo anterior en este trabajo se presentará y discutirá la relación y el significado que los descendientes actuales de ciertos grupos atribuyen a determinados conjuntos de hitos geográficos, marcas y petroglifos de la región Isana-Vaupés, con los ciclos de creencias y cultos de grupos Maipure del Norte.
Respuesta:
Las diferentes modalidades de arte rupestre que se encuentran en Sudamérica (Ej. pinturas rupestres, petroglifos, monumentos megalíticos, geoglifos, etc.) constituyen manifestaciones humanas que siempre han atraído la atención de los especialistas como del público general. Si bien la abundante literatura que existe sobre este tópico generalmente describe las técnicas de ejecución, la orientación, los motivos y su disposición, así como las posibles funciones, rara vez proporciona información concreta y confiable sobre la antigüedad, el significado, ni sobre los contextos culturales en los cuales se elaboraron y con los que se articulan. Esto tiende a demostrar las limitaciones de los enfoques tradicionales y evidencia la necesidad de que se busquen nuevas metodologías. Aun cuando no es la única explicación, desde la década de los años 70 cuando iniciamos nuestras primeras investigaciones sobre la Mitohistoria y el chamanismo entre los pueblos Maipure-Arawak del Noroeste Amazónico (Suroeste del Estado Amazonas. Región Guainía-Río Negro) siempre surgió de manera muy trasparente todo el proceso de las hierofanías que vinculaban el arte rupestre de estos pueblos con su historia o historias sagradas. A este respecto Eliade (1978: 40) destaca que todos los análisis:
...confirman la función ritual de las figuras y signos... Parece hoy evidente que estas imágenes y estos símbolos se refieran a determinadas «historias», es decir, a acontecimientos relacionados con las estaciones, los hábitos de los animales salvajes, la sexualidad, la muerte, los poderes misteriosos de ciertos seres sobrenaturales y de determinados personajes («especialistas de los sagrado»)...una especie de código significativo a la vez de valor simbólico (mágico religioso por consiguiente) de las imágenes y de su función en las ceremonias en que se hacía referencia a determinadas historias.
Aun cuando ya para 1980 (González Ñáñez, 1980) estábamos convencidos de la sacralidad que representan y/o significan los petroglifos para las actuales sociedades Maipure-Arawak que todavía hoy ocupan las fronteras de Venezuela, Brasil y Colombia, fue a raíz de nuestras expediciones más sistemáticas hacia el Noroeste amazónico en 1987 1988, que comprendimos mejor cómo leen las piedras sagradas los chamanes o payé (maÍírri) de estos pueblos. Nuestras incursiones, especialmente hacia el territorio ancestral y lugar de la etnogénesis de las etnias y lenguas Maipure-Arawak, es decir, hacia el área conocida como “El Ombligo del Mundo” ubicada en el raudal de Jípana (Hípana) también llamado Kúwai-Yuruparí cachoeira en el río Aiarí, un afluente del río Isana, Alto Rio Negro, Brasil, nos dejó muchas enseñanzas por parte de los hombres de saber y conocimiento de estas sociedades indígenas. La importancia de los petroglifos de ese “Gran Libro” (Scaramelli, 1992:115) que contiene el Raudal de Jípana son fundamentales para conocer la expansión de las culturas arawak desde la Amazonia-Orinoquia hasta los Llanos, las Antillas, y eventualmente los Andes. Allí habrían surgido de acuerdo a la mitohistoria de estas sociedades todos los pueblos Maipure-Arawak: Kurripako, Baniva, Tariana, Piapoko, Baré, Yavitero, Guináu, Wayuunáiki, Añu, Palikur, Lokono, Paresi, etc., pero también se habrían originado otras etnias no Arawakas pero muy relacionadas y vecinas como es el caso de los grupos Tukano orientales del río Vaupés entre Brasil y Colombia (Cubeo, Uanano, Desano, Piratapuya, Bará, Barasana, y los Nukak-Máku).
Las investigaciones realizadas durante casi tres décadas en compañía de las colegas del IVIC Silvia Vidal y Alberta Zucchi entre grupos Maipure del Norte que habitan la región Isana-Vaupés permitieron establecer algunos hechos importantes sobre ciertas manifestaciones del arte rupestre de esta zona:
1. Determinados petroglifos y pinturas rupestres de la región Isana-Alto Negro se relacionan con los ancestros de grupos cuyas lenguas pertenecen al Maipure del Norte (Ej.: Curripaco, Warekena, Piapoco, Baniva y Baré).
2. La localización geográfica y la simbología de estas manifestaciones así como la de ciertos hitos geográficos y/o marcas asociadas se relacionan con: a) los territorios ancestrales y/o tradicionales b) su historia (mítica y real), c) sus ceremonias de iniciación, d) los nombres de sus fratrias y sibs, e) sus migraciones ancestrales, y f) sus procesos de recreación societaria.
Partiendo de lo anterior en este trabajo se presentará y discutirá la relación y el significado que los descendientes actuales de ciertos grupos atribuyen a determinados conjuntos de hitos geográficos, marcas y petroglifos de la región Isana-Vaupés, con los ciclos de creencias y cultos de grupos Maipure del Norte.
Explicación: