Las mujeres son a menudo líderes dinámicas promotoras del cambio que impulsan a las mujeres y a los hombres a participar, reivindicar sus derechos, fortalecer las comunidades y proteger el planeta. Su participación es fundamental para la gobernanza democrática. Sin embargo, las mujeres todavía tienen mucho camino por recorrer para conseguir la igualdad de representación en puestos de poder y liderazgo, tanto en las empresas como en los gabinetes presidenciales.
Las leyes y prácticas discriminatorias, al igual que las restricciones en materia de educación, los ingresos y el tiempo que pasan alejadas de sus obligaciones familiares, frenan el avance de las mujeres. El porcentaje de mujeres parlamentarias apenas supera el 21 por ciento, frente a alrededor del 11 por ciento cuando tuvo lugar la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en el año 1995 en Beijing. Si bien las mujeres han logrado avances en muchas áreas, al ritmo actual de cambio, no vamos a ver la paridad de género en los gobiernos, los parlamentos o las tablas de paz hasta el próximo siglo.
El acuerdo alcanzado durante la conferencia de Beijing, conocido como la Plataforma de Acción, consideró como una de las 12 principales esferas de interés la referente a las mujeres en el ejercicio del poder y la toma de decisiones. Dicho acuerdo recogió dos compromisos fundamentales de cambio. En primer lugar, hizo un llamado para garantizar la igualdad de acceso de las mujeres y su plena participación en las estructuras de poder y la toma de decisiones. Las cuotas políticas o las medidas positivas representan ejemplos de ello. Al reservar escaños o candidaturas para las mujeres, se ha logrado un aumento significativo en el número de mujeres dirigentes en algunos países. En segundo lugar, la plataforma instó a adoptar medidas encaminadas a incrementar la capacidad de participación de las mujeres. La capacitación en materia de liderazgo, oratoria y realización de campañas políticas, por ejemplo, prepara a las mujeres para competir, ganar, y ser buenas líderes que puedan inspirar a otras personas.
Las mujeres tienen derecho a la igualdad de participación. Una vez que se encuentren desempeñando funciones de liderazgo, pueden tener un impacto positivo en beneficio del conjunto de la sociedad. La Unión Interparlamentaria ha llegado a la conclusión de que las mujeres que ejercen cargos políticos se preocupan más por el bienestar social y la protección jurídica y aumentan la confianza en el gobierno. Retomando los compromisos de Beijing y defendiendo el liderazgo de las mujeres, se podría acelerar el progreso hacia la igualdad de participación... ahora mismo. ¡No podemos esperar hasta el próximo siglo!
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Las mujeres son a menudo líderes dinámicas promotoras del cambio que impulsan a las mujeres y a los hombres a participar, reivindicar sus derechos, fortalecer las comunidades y proteger el planeta. Su participación es fundamental para la gobernanza democrática. Sin embargo, las mujeres todavía tienen mucho camino por recorrer para conseguir la igualdad de representación en puestos de poder y liderazgo, tanto en las empresas como en los gabinetes presidenciales.
Las leyes y prácticas discriminatorias, al igual que las restricciones en materia de educación, los ingresos y el tiempo que pasan alejadas de sus obligaciones familiares, frenan el avance de las mujeres. El porcentaje de mujeres parlamentarias apenas supera el 21 por ciento, frente a alrededor del 11 por ciento cuando tuvo lugar la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en el año 1995 en Beijing. Si bien las mujeres han logrado avances en muchas áreas, al ritmo actual de cambio, no vamos a ver la paridad de género en los gobiernos, los parlamentos o las tablas de paz hasta el próximo siglo.
El acuerdo alcanzado durante la conferencia de Beijing, conocido como la Plataforma de Acción, consideró como una de las 12 principales esferas de interés la referente a las mujeres en el ejercicio del poder y la toma de decisiones. Dicho acuerdo recogió dos compromisos fundamentales de cambio. En primer lugar, hizo un llamado para garantizar la igualdad de acceso de las mujeres y su plena participación en las estructuras de poder y la toma de decisiones. Las cuotas políticas o las medidas positivas representan ejemplos de ello. Al reservar escaños o candidaturas para las mujeres, se ha logrado un aumento significativo en el número de mujeres dirigentes en algunos países. En segundo lugar, la plataforma instó a adoptar medidas encaminadas a incrementar la capacidad de participación de las mujeres. La capacitación en materia de liderazgo, oratoria y realización de campañas políticas, por ejemplo, prepara a las mujeres para competir, ganar, y ser buenas líderes que puedan inspirar a otras personas.
Las mujeres tienen derecho a la igualdad de participación. Una vez que se encuentren desempeñando funciones de liderazgo, pueden tener un impacto positivo en beneficio del conjunto de la sociedad. La Unión Interparlamentaria ha llegado a la conclusión de que las mujeres que ejercen cargos políticos se preocupan más por el bienestar social y la protección jurídica y aumentan la confianza en el gobierno. Retomando los compromisos de Beijing y defendiendo el liderazgo de las mujeres, se podría acelerar el progreso hacia la igualdad de participación... ahora mismo. ¡No podemos esperar hasta el próximo siglo!
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