Por ejemplo, encontramos que de la misma creación del ser humano en el génesis, Dios encomendó a Adán y a Eva una triple misión: que sean uno que pueblen la tierra y que gobiernen con nobleza la naturaleza. De la misma manera, Dios llamo a personas justas y buenas para que salvaran y ayudaran a salvar a otros.
Para responder esta pregunta necesitamos comenzar en el principio, en la creación de Adán y Eva. En Génesis 2 vemos que Adán fue creado antes que Eva. Adán recibió la tarea de darles nombre a todos los animales. Parece claro que parte del propósito de esto era ayudarle a él a comprender que ninguna de estas criaturas era “parecido a él”. Toda criatura tenía su pareja; pero Adán en este momento estaba solo, el único de su especie (v. 20).
Después de darles nombre a los animales, Dios luego creo una bendición especial para él —una mujer moldeada de la propia costilla de Adán. La conexión entre ellos era innegable. Juntos tenían unidad —ellos formaron una familia, una unidad completa (v. 24).
Las instrucciones del Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, en Efesios 5:23, el apóstol Pablo hizo un bosquejo muy claro acerca de los papeles de liderazgo que Dios había diseñado para la familia. ¡Esto establece un parámetro muy alto por el que el hombre debe vivir!
¿Por cuál parámetro espera Dios exactamente que el hombre viva? El versículo 25 da dos puntos importantes. El primero es que Cristo “amó” a la Iglesia. Hay muchas definiciones de amor. Pero lo que describe el amor de Cristo por la Iglesia es: “una preocupación leal, sin egoísmo y benevolente por el bien del otro” (Diccionario de Merriam-Webster).
El segundo punto (que es una extensión del amor de Cristo) es que Él se dio a si mismo por la Iglesia. Lo que está descrito en estos versículos es la autoridad de la cabeza de la familia y el compromiso de satisfacer las necesidades de la familia. Jesucristo demostró que el liderazgo real y el amor real son de auto-sacrificio con el fin de proveer lo que necesitan aquellos que son guiados y amados.
Se pretende que el propósito del papel del hombre es ser una autoridad amorosa y no una autoridad déspota. Como autoridad amorosa, el esposo es responsable delante de Dios por el bienestar de su familia —física, moral, espiritual y emocionalmente.
Una evidencia posterior del papel del hombre como cabeza de familia la encontramos en 1 Timoteo 3. Este pasaje (vv. 1-13) está hablando acerca de los requisitos para los “obispos” y “diáconos” —líderes en las congregaciones de la Iglesia. Estos requisitos son puntos de referencia que todos los cristianos se deben esforzar por alcanzar. En este contexto, los versículos 4 y 5, establecen que un líder debe ser alguien que “gobierne bien su casa” y que sus hijos deben estar sometidos a él.
Con entendimiento y honor
El apóstol Pedro agrega algo a nuestro conocimiento, en 1 Pedro 3:7. Los esposos son instruidos: “vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida”. Aquí vemos tres puntos importantes:
El esposo debe vivir con su esposa con entendimiento. Por supuesto, esto evoca muchos comentarios jocosos acerca de los hombres que sienten que nunca pueden “entender” a sus esposas. Tristemente, muchos esposos y esposas no invierten el tiempo necesario para poderse llegar a conocer bien y “entender” la lucha que la otra persona sostiene. Un tiempo sólo para los dos, de calidad, es necesario, no importa cuánto tiempo haya estado junta la pareja.
¿A qué se refiere la expresión, “un vaso más frágil” en este pasaje? Las mujeres generalmente son más pequeñas y no tan fuertes físicamente como los hombres. Dios está diciéndoles a los esposos que deben cuidar a sus esposas, estar pendientes de ellas, demostrándoles ternura. Cuando Dios creo a la mujer, él podría haberla hecho igual en fortaleza y estatura que el hombre, pero Él no lo hizo. En lugar de ello, Él le dio al hombre la responsabilidad de protegerla, cuidarla y honrarla.
La tercera parte de este pasaje es “como a coherederas de la gracia de la vida”. El potencial de ser hijos de Dios en su Reino es el mismo tanto para los hombres como para las mujeres.
Si bien Dios estableció ciertos papeles para el hombre y otros papeles para la mujer en nuestras familias físicas, no hay nada en las Escrituras que indiquen que un sexo tiene más favor delante de Dios o que alguno tendrá la preeminencia en el venidero Reino. La relación entre el esposo y la esposa en la actualidad debería ser una de armonía y de amor y respeto mutuos, sabiendo que ambos son iguales en cuanto a la herencia de la vida eterna.
Respuesta:
Por ejemplo, encontramos que de la misma creación del ser humano en el génesis, Dios encomendó a Adán y a Eva una triple misión: que sean uno que pueblen la tierra y que gobiernen con nobleza la naturaleza. De la misma manera, Dios llamo a personas justas y buenas para que salvaran y ayudaran a salvar a otros.
Explicación:
espero q te ayude me das coronita plis gracias ^^
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Para responder esta pregunta necesitamos comenzar en el principio, en la creación de Adán y Eva. En Génesis 2 vemos que Adán fue creado antes que Eva. Adán recibió la tarea de darles nombre a todos los animales. Parece claro que parte del propósito de esto era ayudarle a él a comprender que ninguna de estas criaturas era “parecido a él”. Toda criatura tenía su pareja; pero Adán en este momento estaba solo, el único de su especie (v. 20).
Después de darles nombre a los animales, Dios luego creo una bendición especial para él —una mujer moldeada de la propia costilla de Adán. La conexión entre ellos era innegable. Juntos tenían unidad —ellos formaron una familia, una unidad completa (v. 24).
Las instrucciones del Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, en Efesios 5:23, el apóstol Pablo hizo un bosquejo muy claro acerca de los papeles de liderazgo que Dios había diseñado para la familia. ¡Esto establece un parámetro muy alto por el que el hombre debe vivir!
¿Por cuál parámetro espera Dios exactamente que el hombre viva? El versículo 25 da dos puntos importantes. El primero es que Cristo “amó” a la Iglesia. Hay muchas definiciones de amor. Pero lo que describe el amor de Cristo por la Iglesia es: “una preocupación leal, sin egoísmo y benevolente por el bien del otro” (Diccionario de Merriam-Webster).
El segundo punto (que es una extensión del amor de Cristo) es que Él se dio a si mismo por la Iglesia. Lo que está descrito en estos versículos es la autoridad de la cabeza de la familia y el compromiso de satisfacer las necesidades de la familia. Jesucristo demostró que el liderazgo real y el amor real son de auto-sacrificio con el fin de proveer lo que necesitan aquellos que son guiados y amados.
Se pretende que el propósito del papel del hombre es ser una autoridad amorosa y no una autoridad déspota. Como autoridad amorosa, el esposo es responsable delante de Dios por el bienestar de su familia —física, moral, espiritual y emocionalmente.
Una evidencia posterior del papel del hombre como cabeza de familia la encontramos en 1 Timoteo 3. Este pasaje (vv. 1-13) está hablando acerca de los requisitos para los “obispos” y “diáconos” —líderes en las congregaciones de la Iglesia. Estos requisitos son puntos de referencia que todos los cristianos se deben esforzar por alcanzar. En este contexto, los versículos 4 y 5, establecen que un líder debe ser alguien que “gobierne bien su casa” y que sus hijos deben estar sometidos a él.
Con entendimiento y honor
El apóstol Pedro agrega algo a nuestro conocimiento, en 1 Pedro 3:7. Los esposos son instruidos: “vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida”. Aquí vemos tres puntos importantes:
El esposo debe vivir con su esposa con entendimiento. Por supuesto, esto evoca muchos comentarios jocosos acerca de los hombres que sienten que nunca pueden “entender” a sus esposas. Tristemente, muchos esposos y esposas no invierten el tiempo necesario para poderse llegar a conocer bien y “entender” la lucha que la otra persona sostiene. Un tiempo sólo para los dos, de calidad, es necesario, no importa cuánto tiempo haya estado junta la pareja.
¿A qué se refiere la expresión, “un vaso más frágil” en este pasaje? Las mujeres generalmente son más pequeñas y no tan fuertes físicamente como los hombres. Dios está diciéndoles a los esposos que deben cuidar a sus esposas, estar pendientes de ellas, demostrándoles ternura. Cuando Dios creo a la mujer, él podría haberla hecho igual en fortaleza y estatura que el hombre, pero Él no lo hizo. En lugar de ello, Él le dio al hombre la responsabilidad de protegerla, cuidarla y honrarla.
La tercera parte de este pasaje es “como a coherederas de la gracia de la vida”. El potencial de ser hijos de Dios en su Reino es el mismo tanto para los hombres como para las mujeres.
Si bien Dios estableció ciertos papeles para el hombre y otros papeles para la mujer en nuestras familias físicas, no hay nada en las Escrituras que indiquen que un sexo tiene más favor delante de Dios o que alguno tendrá la preeminencia en el venidero Reino. La relación entre el esposo y la esposa en la actualidad debería ser una de armonía y de amor y respeto mutuos, sabiendo que ambos son iguales en cuanto a la herencia de la vida eterna.