La acuarela es una pintura sobre papel o cartulina con colores diluidos en agua. Los colores utilizados son transparentes (según la cantidad de agua en la mezcla) y a veces dejan ver el fondo del papel (blanco), que actúa como otro verdadero tono. Se compone de pigmentos aglutinados con goma arábiga o miel. En sus procedimientos se emplea la pintura por capas transparentes, a fin de lograr mayor brillantez y soltura en la composición que se está realizando. En Japón, la acuarela ejecutada con tinta es denominada Sumi-e. En la pintura china, coreana y japonesa ha sido un medio pictórico dominante, realizado frecuentemente en tonalidades monocromáticas negras o marrones. El término acuarela se refiere frecuentemente a la acuarela transparente o al gouache (una forma opaca de la misma pintura.). La acuarela está hecha de pigmento fino o tinta mezclada con goma arábiga para darle cuerpo y glicerina o miel para darle viscosidad y unir el colorante a la superficie a pintar. Un relleno sin pigmentar se añade al gouache para dar opacidad a la pintura. Toda acuarela palidece si se expone al sol, los colores permanecen cuanto más calidad tienen los pigmentos. Podemos encontrar los colores en tubos o pastillas, en las dos formas vemos las diferencias entre pigmentos, por ejemplo con el azul de manganeso conseguimos una granulación. La técnica "transparente" de la acuarela implica la superposición de lavados finos y se basa en la blancura del papel para obtener sus efectos y los toques de luz. A medida que se superponen más lavados el color se hace más profundo. El color de la acuarela se puede modificar añadiendo o quitando agua, usando pinceles, esponjas o trapos. La acuarela da muchas posibilidades: la técnica del lavado nos permite crear degradados o lavados uniformes, incluso superposición de colores. Con la técnica húmedo sobre húmedo pintamos con la acuarela sobre el soporte ya humedecido, que nos da un efecto diferente. También podemos realizar lavados del pigmento una vez seco, dependiendo del papel, del pigmento y la temperatura del agua. La limpieza con esponja u otro elemento absorbente, el raspado, son algunos ejemplos de las amplias posibilidades que ofrece la acuarela.
La acuarela es una pintura sobre papel o cartulina con colores diluidos en agua. Los colores utilizados son transparentes (según la cantidad de agua en la mezcla) y a veces dejan ver el fondo del papel (blanco), que actúa como otro verdadero tono. Se compone de pigmentos aglutinados con goma arábiga o miel. En sus procedimientos se emplea la pintura por capas transparentes, a fin de lograr mayor brillantez y soltura en la composición que se está realizando. En Japón, la acuarela ejecutada con tinta es denominada Sumi-e. En la pintura china, coreana y japonesa ha sido un medio pictórico dominante, realizado frecuentemente en tonalidades monocromáticas negras o marrones.
El término acuarela se refiere frecuentemente a la acuarela transparente o al gouache (una forma opaca de la misma pintura.).
La acuarela está hecha de pigmento fino o tinta mezclada con goma arábiga para darle cuerpo y glicerina o miel para darle viscosidad y unir el colorante a la superficie a pintar. Un relleno sin pigmentar se añade al gouache para dar opacidad a la pintura.
Toda acuarela palidece si se expone al sol, los colores permanecen cuanto más calidad tienen los pigmentos. Podemos encontrar los colores en tubos o pastillas, en las dos formas vemos las diferencias entre pigmentos, por ejemplo con el azul de manganeso conseguimos una granulación.
La técnica "transparente" de la acuarela implica la superposición de lavados finos y se basa en la blancura del papel para obtener sus efectos y los toques de luz. A medida que se superponen más lavados el color se hace más profundo. El color de la acuarela se puede modificar añadiendo o quitando agua, usando pinceles, esponjas o trapos. La acuarela da muchas posibilidades: la técnica del lavado nos permite crear degradados o lavados uniformes, incluso superposición de colores. Con la técnica húmedo sobre húmedo pintamos con la acuarela sobre el soporte ya humedecido, que nos da un efecto diferente. También podemos realizar lavados del pigmento una vez seco, dependiendo del papel, del pigmento y la temperatura del agua. La limpieza con esponja u otro elemento absorbente, el raspado, son algunos ejemplos de las amplias posibilidades que ofrece la acuarela.