. Alabad a Jehová: Como cada uno de los últimos cinco Salmos en el libro de los Salmos, el Salmo 148 empieza y termina con un Aleluya, que es tanto una exclamación de alabanza a Yahvé como una motivación a alabarlo.
b. Alabad a Jehová desde los cielos: El salmista considera que todos los seres y cuerpos celestiales deben de alabar a Yahvé. El Dios de Israel no era una deidad local que solo esperaba el honor de Israel. Él era y es el Dios de todo, y como tal merece la alabanza de desde los cielos.
i. El Salmo 19 no dice que los cielos declaran la gloria de Dios con su misma naturaleza y ser. Aquí el salmista le habla a los cielos para que continúen con su alabanza.
ii. “De la misma manera en la que Dios moldeo el universo de arriba hacia abajo, así hace el salmista con su exhortación a todas la creaturas a alabar a Dios.” (Trapp)
iii. Desde los cielos: “Los mismo ‘cielos’, desde donde Dios gobierna (68:18), junto con el espacio exterior y la atmosfera de la tierra, son invocados para unirse en la alabanza de Israel.” (VanGemeren)
c. Alabadle, vosotros todos sus ángeles: El salmista llama a todos los seres angelicales para alabar a Dios. Esta es la constante ocupación de los querubines que rodean el trono (Apocalipsis 4:8). La compañía de fieles ángeles es como un gran ejército (todos sus ángeles).
i. Otros seres angelicales cayeron porque no guardaron el apropiado honor de Dios (Isaías 14:12-15).
ii. “No solo en los tiempos del antiguo testamento sino en la era cristiana, los hombres han sido tentados a adorar a los ángeles (Col. 2:18), quienes son nuestros compañeros de servicio (Apo. 22:8f.), y a tratar a las estrellas como árbitros del destino. Este salmo barre con tal locura.” (Kidner)
d. Alabadle, sol y luna… todas, lucientes estrellas: Los cuerpos celestiales también deben de alabar a Dios, brillando radiantemente en su honor o moviéndose de acuerdo a sus planes.
i. La idea de la creación adorando a Dios se encuentra en muchos lugares de las escrituras (como en el Salmo 98:7-8 y en Isaías 55:12). Este es el único lugar donde específicamente se dice que el sol y la luna y las estrellas deben de alabarlo.
ii. “Aunque no poseen lenguaje ni discurso, y quieren la lengua de los hombres, aun así a través de su esplendor y magnificencia, sus emociones y su influencia, son todas reguladas y ejercidas de acuerdo a las órdenes de su creador, de una manera intangible e inteligente, declaran la gloria de Dios.” (Horne)
iii. “En estas estrellada profundidad la obediencia reina; es solamente en la tierra que habita un ser que puede y va a romper las misericordiosas barreras de la ley de Jehová.” (Maclaren)
iv. Todas lucientes estrellas: “las más brillantes y luminosas estrellas: probablemente haya una
Respuesta:
. Alabad a Jehová: Como cada uno de los últimos cinco Salmos en el libro de los Salmos, el Salmo 148 empieza y termina con un Aleluya, que es tanto una exclamación de alabanza a Yahvé como una motivación a alabarlo.
b. Alabad a Jehová desde los cielos: El salmista considera que todos los seres y cuerpos celestiales deben de alabar a Yahvé. El Dios de Israel no era una deidad local que solo esperaba el honor de Israel. Él era y es el Dios de todo, y como tal merece la alabanza de desde los cielos.
i. El Salmo 19 no dice que los cielos declaran la gloria de Dios con su misma naturaleza y ser. Aquí el salmista le habla a los cielos para que continúen con su alabanza.
ii. “De la misma manera en la que Dios moldeo el universo de arriba hacia abajo, así hace el salmista con su exhortación a todas la creaturas a alabar a Dios.” (Trapp)
iii. Desde los cielos: “Los mismo ‘cielos’, desde donde Dios gobierna (68:18), junto con el espacio exterior y la atmosfera de la tierra, son invocados para unirse en la alabanza de Israel.” (VanGemeren)
c. Alabadle, vosotros todos sus ángeles: El salmista llama a todos los seres angelicales para alabar a Dios. Esta es la constante ocupación de los querubines que rodean el trono (Apocalipsis 4:8). La compañía de fieles ángeles es como un gran ejército (todos sus ángeles).
i. Otros seres angelicales cayeron porque no guardaron el apropiado honor de Dios (Isaías 14:12-15).
ii. “No solo en los tiempos del antiguo testamento sino en la era cristiana, los hombres han sido tentados a adorar a los ángeles (Col. 2:18), quienes son nuestros compañeros de servicio (Apo. 22:8f.), y a tratar a las estrellas como árbitros del destino. Este salmo barre con tal locura.” (Kidner)
d. Alabadle, sol y luna… todas, lucientes estrellas: Los cuerpos celestiales también deben de alabar a Dios, brillando radiantemente en su honor o moviéndose de acuerdo a sus planes.
i. La idea de la creación adorando a Dios se encuentra en muchos lugares de las escrituras (como en el Salmo 98:7-8 y en Isaías 55:12). Este es el único lugar donde específicamente se dice que el sol y la luna y las estrellas deben de alabarlo.
ii. “Aunque no poseen lenguaje ni discurso, y quieren la lengua de los hombres, aun así a través de su esplendor y magnificencia, sus emociones y su influencia, son todas reguladas y ejercidas de acuerdo a las órdenes de su creador, de una manera intangible e inteligente, declaran la gloria de Dios.” (Horne)
iii. “En estas estrellada profundidad la obediencia reina; es solamente en la tierra que habita un ser que puede y va a romper las misericordiosas barreras de la ley de Jehová.” (Maclaren)
iv. Todas lucientes estrellas: “las más brillantes y luminosas estrellas: probablemente haya una