La contaminación térmica tiene consecuencias muy graves para la biodiversidad que habita en mares y ríos por el cambio en la composición y en la calidad de sus aguas.
Los ecosistemas acuáticos se ven afectados por el ascenso térmico, porque varias especies de sangre fría que los habitan, son muy sensibles a las variaciones de temperatura. Ellos no pueden regular su temperatura corporal como lo hacen otros animales. La eutrofización produce un exceso de nutrientes que favorece el crecimiento de algas que enturbian el agua. Este fenómeno provoca de muchos animales de la zona se extingan o migren al disminuir la calidad del agua, dejándola con malos olores. A su vez, peces de aguas más cálidas se dirigen hacia estas zonas perjudicando el equilibrio biológico. El agua caliente contiene menos oxígeno que la fría, por lo que los animales y plantas que necesiten mucho oxígeno para vivir y no se adapten a esas nuevas condiciones tendrán que emigrar o morirán. El aumento de la temperatura en ríos, lagos y mares provoca la proliferación de organismos patógenos como bacterias y parásitos. Estos se adaptan muy bien al agua caliente provocando una alta mortandad de peces y animales acuáticos. Este tipo de contaminación afecta de muchas maneras a la vida de los peces, afecta su reproducción, cambia sus hábitos alimenticios y al tamaño de sus crías. Mientras que las plantas que habitan bajo el agua, aceleran la fotosíntesis, repoblando la zona a mucha velocidad.
La contaminación térmica a nivel mundial tiene efectos nocivos a largo plazo sobre el planeta, pero las secuelas que dejan a corto plazo y que dañan el medioambiente son muy graves porque afectan sobre todo a las ciudades superpobladas, donde funcionan grandes fábricas e industrias. Los cambios de temperatura en la superficie terrestre afecta la salud y el bienestar del hombre. Este ascenso térmico provocado por la actividad industrial, los gases de los coches y la deforestación han creado una “isla de calor” o cúpula sobre las grandes ciudades compuesta de partículas y sustancias contaminantes, que luego caen al suelo transformados en lluvia ácida.
Las graves consecuencias de la contaminación térmica han impactado sobre la vida de las personas y del resto de los seres vivos. Han provocado la migración de poblaciones enteras, ha contribuido al aumento del calentamiento global y de las emisiones de gases de efecto invernadero.
La contaminación térmica tiene consecuencias muy graves para la biodiversidad que habita en mares y ríos por el cambio en la composición y en la calidad de sus aguas.
Los ecosistemas acuáticos se ven afectados por el ascenso térmico, porque varias especies de sangre fría que los habitan, son muy sensibles a las variaciones de temperatura. Ellos no pueden regular su temperatura corporal como lo hacen otros animales.
La eutrofización produce un exceso de nutrientes que favorece el crecimiento de algas que enturbian el agua. Este fenómeno provoca de muchos animales de la zona se extingan o migren al disminuir la calidad del agua, dejándola con malos olores. A su vez, peces de aguas más cálidas se dirigen hacia estas zonas perjudicando el equilibrio biológico.
El agua caliente contiene menos oxígeno que la fría, por lo que los animales y plantas que necesiten mucho oxígeno para vivir y no se adapten a esas nuevas condiciones tendrán que emigrar o morirán.
El aumento de la temperatura en ríos, lagos y mares provoca la proliferación de organismos patógenos como bacterias y parásitos. Estos se adaptan muy bien al agua caliente provocando una alta mortandad de peces y animales acuáticos. Este tipo de contaminación afecta de muchas maneras a la vida de los peces, afecta su reproducción, cambia sus hábitos alimenticios y al tamaño de sus crías. Mientras que las plantas que habitan bajo el agua, aceleran la fotosíntesis, repoblando la zona a mucha velocidad.
La contaminación térmica a nivel mundial tiene efectos nocivos a largo plazo sobre el planeta, pero las secuelas que dejan a corto plazo y que dañan el medioambiente son muy graves porque afectan sobre todo a las ciudades superpobladas, donde funcionan grandes fábricas e industrias.
Los cambios de temperatura en la superficie terrestre afecta la salud y el bienestar del hombre. Este ascenso térmico provocado por la actividad industrial, los gases de los coches y la deforestación han creado una “isla de calor” o cúpula sobre las grandes ciudades compuesta de partículas y sustancias contaminantes, que luego caen al suelo transformados en lluvia ácida.
Las graves consecuencias de la contaminación térmica han impactado sobre la vida de las personas y del resto de los seres vivos. Han provocado la migración de poblaciones enteras, ha contribuido al aumento del calentamiento global y de las emisiones de gases de efecto invernadero.