Tras la aplastante victoria de Estados Unidos frente a España en el 1898 y la muerte del dictador Heureaux en 1899, la vida dominicana cobró un nuevo ritmo, caracterizado por la aceptación del liberalismo como norma general, el caudillismo local y regional como expresión política, la dominación económica y política norteamericana, y la modernización refleja del país, producto de la incorporación de adelantos tecnológicos y la propia influencia social estadounidense.
Inicialmente se formaron dos grandes banderías políticas dirigidas por caudillos, mayormente de escasa o ninguna instrucción, aunque de mentalidad liberal y romántica, que se sucedieron en el poder: los jimenistas o bolos, encabezados por el empresario Juan Isidro Jimenes, pero apoyado por la juventud terrateniente del Norte y Noroeste del país y respaldado por los hateros del Este y del Sur, así como de la clase media de Santiago y otras poblaciones; y los horacistas o colúos encabezados por Horacio Vásquez, magnicida de Lilís, entorno al cual se agruparon los hacendados y agricultores del Cibao y por la clase media de la capital y otras ciudades.
Tras la aplastante victoria de Estados Unidos frente a España en el 1898 y la muerte del dictador Heureaux en 1899, la vida dominicana cobró un nuevo ritmo, caracterizado por la aceptación del liberalismo como norma general, el caudillismo local y regional como expresión política, la dominación económica y política norteamericana, y la modernización refleja del país, producto de la incorporación de adelantos tecnológicos y la propia influencia social estadounidense.
Inicialmente se formaron dos grandes banderías políticas dirigidas por caudillos, mayormente de escasa o ninguna instrucción, aunque de mentalidad liberal y romántica, que se sucedieron en el poder: los jimenistas o bolos, encabezados por el empresario Juan Isidro Jimenes, pero apoyado por la juventud terrateniente del Norte y Noroeste del país y respaldado por los hateros del Este y del Sur, así como de la clase media de Santiago y otras poblaciones; y los horacistas o colúos encabezados por Horacio Vásquez, magnicida de Lilís, entorno al cual se agruparon los hacendados y agricultores del Cibao y por la clase media de la capital y otras ciudades.