La figura de Jesús aparece en un contexto en el que el rabinismo hebreo apenas está surgiendo, por lo que él forma parte de un movimiento de renovación en el judaísmo exegético que mira a las relaciones divinas y humanas desde otra perspectiva.
En la estructura soteriológica cristiana la práctica del bien no es un requisito esencial, pero si es una muestra sustancial del cambio producido por la fe; el mensaje clave de Jesús, según se desprende de los evangelios, es el amor, es decir, un compromiso con la excelencia, con la generosidad, con la misericordia y con la justicia.
La novedad que esto representa dentro del judaismo es poca, pero dentro de las religiones paganas fue un cambio radical, en tanto estas se basaban en rituales y poses más que en conductas sustanciosas.
La figura de Jesús aparece en un contexto en el que el rabinismo hebreo apenas está surgiendo, por lo que él forma parte de un movimiento de renovación en el judaísmo exegético que mira a las relaciones divinas y humanas desde otra perspectiva.
En la estructura soteriológica cristiana la práctica del bien no es un requisito esencial, pero si es una muestra sustancial del cambio producido por la fe; el mensaje clave de Jesús, según se desprende de los evangelios, es el amor, es decir, un compromiso con la excelencia, con la generosidad, con la misericordia y con la justicia.
La novedad que esto representa dentro del judaismo es poca, pero dentro de las religiones paganas fue un cambio radical, en tanto estas se basaban en rituales y poses más que en conductas sustanciosas.