El ascenso de Iván Duque en las encuestas tiene a la izquierda y al establecimiento “santista” preocupados por su suerte. Y no es para menos, el Gobierno de Duque será la antítesis de lo que ellos representan. Al ver amenazados sus intereses y privilegios, hoy beneficiarios de la corrupción en el manejo del Estado y de las prerrogativas a los criminales, han emprendido una serie de ataques contra el candidato del Centro Democrático, que en lugar de hacerle daño ponen en evidencia sus virtudes.
Nada pueden decir de Iván Duque, para sus contradictores su mayor defecto es ser pupilo de Álvaro Uribe Vélez, pero ante los ojos del pueblo colombiano es su mayor virtud. Cada que vez que se lo reprochan, intentando descalificarlo, su popularidad aumenta al recordarnos los tiempos de la Seguridad Democrática: del imperio de la ley, la seguridad y la prosperidad económica. Banderas que hoy Duque representa y con las cuales va a gobernar.
Iván Duque representa futuro y esperanza, ni el continuismo del gobierno Santos, ni la izquierda que arruinó a Venezuela y acabó con su democracia. Duque será un Presidente que promueva el desarrollo económico, a partir del fortalecimiento del aparato productivo; Duque será un Presidente que perseguirá a los delincuentes en lugar de premiarlos; Duque no será un Presidente revanchista, pero no le temblará la mano para señalar a los corruptos.
Para ganar estas elecciones es importante darle un mensaje de unidad al país, es fundamental abrir las puertas de la campaña, y por supuesto del Gobierno, a quienes de buena fe acompañaron el acuerdo con las Farc, creyendo que era una opción real de alcanzar la paz para Colombia. Esta campaña no puede ponerse en términos polarizantes, como muchos pretenden hacerlo, “los del No contra los del Sí”. Esta campaña es de Colombia contra la pobreza, contra la violencia, contra el subdesarrollo.
La fórmula Duque - Ramírez no puede ser una fórmula exclusiva para ganar, debe ser una fórmula para gobernar. Sin revanchas, pero sin complejos, que reciba a quienes quieren aportar en la construcción de un futuro próspero y esperanzador para Colombia, pero que cierre las puertas a los responsables de estos ocho años de corrupción, mal gobierno y beneficios al narcotráfico y la violencia. Eso es lo que quieren los colombianos, eso es lo que el pueblo demanda.
Con Duque y Ramírez, Colombia quedará en buenas manos. Ellos representan el futuro y la esperanza. Pero no podemos bajar la guardia, la izquierda y el gobierno Santos están dispuestos a hacer lo que sea con tal de impedir que el candidato de Uribe gane la Presidencia, debemos tener presente que siempre hay alguien más por convencer, que no es fácil derrotarlos y que depende, de cada uno de nosotros, su elección.
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El ascenso de Iván Duque en las encuestas tiene a la izquierda y al establecimiento “santista” preocupados por su suerte. Y no es para menos, el Gobierno de Duque será la antítesis de lo que ellos representan. Al ver amenazados sus intereses y privilegios, hoy beneficiarios de la corrupción en el manejo del Estado y de las prerrogativas a los criminales, han emprendido una serie de ataques contra el candidato del Centro Democrático, que en lugar de hacerle daño ponen en evidencia sus virtudes.
Nada pueden decir de Iván Duque, para sus contradictores su mayor defecto es ser pupilo de Álvaro Uribe Vélez, pero ante los ojos del pueblo colombiano es su mayor virtud. Cada que vez que se lo reprochan, intentando descalificarlo, su popularidad aumenta al recordarnos los tiempos de la Seguridad Democrática: del imperio de la ley, la seguridad y la prosperidad económica. Banderas que hoy Duque representa y con las cuales va a gobernar.
Iván Duque representa futuro y esperanza, ni el continuismo del gobierno Santos, ni la izquierda que arruinó a Venezuela y acabó con su democracia. Duque será un Presidente que promueva el desarrollo económico, a partir del fortalecimiento del aparato productivo; Duque será un Presidente que perseguirá a los delincuentes en lugar de premiarlos; Duque no será un Presidente revanchista, pero no le temblará la mano para señalar a los corruptos.
Para ganar estas elecciones es importante darle un mensaje de unidad al país, es fundamental abrir las puertas de la campaña, y por supuesto del Gobierno, a quienes de buena fe acompañaron el acuerdo con las Farc, creyendo que era una opción real de alcanzar la paz para Colombia. Esta campaña no puede ponerse en términos polarizantes, como muchos pretenden hacerlo, “los del No contra los del Sí”. Esta campaña es de Colombia contra la pobreza, contra la violencia, contra el subdesarrollo.
La fórmula Duque - Ramírez no puede ser una fórmula exclusiva para ganar, debe ser una fórmula para gobernar. Sin revanchas, pero sin complejos, que reciba a quienes quieren aportar en la construcción de un futuro próspero y esperanzador para Colombia, pero que cierre las puertas a los responsables de estos ocho años de corrupción, mal gobierno y beneficios al narcotráfico y la violencia. Eso es lo que quieren los colombianos, eso es lo que el pueblo demanda.
Con Duque y Ramírez, Colombia quedará en buenas manos. Ellos representan el futuro y la esperanza. Pero no podemos bajar la guardia, la izquierda y el gobierno Santos están dispuestos a hacer lo que sea con tal de impedir que el candidato de Uribe gane la Presidencia, debemos tener presente que siempre hay alguien más por convencer, que no es fácil derrotarlos y que depende, de cada uno de nosotros, su elección.