El veneno del pez león, que expulsa a través de 18 aletas dorsales punzantes, es una herramienta defensiva.
La picadura del pez león es extremadamente dolorosa para los humanos y puede provocar náuseas y problemas respiratorios, pero normalmente no es mortal.
El veneno de este pez ha originado un descenso muy importante de algunas especies de peces y crustáceos, lo que conlleva al deterioro de los arrecifes de coral. Su reproducción es muy acelerada y sus pocos depredadores como chernas y tiburones, son víctimas de la pesca ilegal y descontrolada.
La invasión del Pez león está dejando fuera de competencia a las poblaciones de peces nativos de otras especies marinas, por su capacidad de sobrevivir mejor, procrear mas rapidamente, y conseguir alimento con mas éxito. Las consecuencias de esta invasión afectan la seguridad alimentaria y la economía de más de cien millones de personas.
El Pez león es potencialmente, en este momento, el procreador más rápido en la cuenca del Atlántico occidental.
El pez león come todo lo que pueda caber en su boca y acomodar en su estómago.
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