El deísmo (del latín deus: «dios») es la postura filosófica que tiene la creencia de la existencia y la naturaleza de deidades o deidad suprema a través de la razón y la experiencia personal, en lugar de hacerlo a través de elementos comunes como religiones, revelaciones, fe o tradiciones.[1][2]
En general, un deísta es aquella persona que asegura la existencia de por lo menos una divinidad, pero no necesariamente practica una religión y niega la intervención divina en el mundo.[3] En este caso, quienes siguen el deísmo creen en una deidad creadora pero que no se involucra en ámbito alguno.[4]
Hay una variante del deísmo de la voz latina Deus otiosus ("dios inactivo"). Este concepto es empleado para describir la creencia en un dios creador pero que en algún momento se retira y deja de involucrarse en su creación, lo que constituye un principio central para el deísmo. Está difundido ampliamente en África, Melanesia y América del Sur
Explicación:
El deísmo (del latín deus: «dios») es la postura filosófica que tiene la creencia de la existencia y la naturaleza de deidades o deidad suprema a través de la razón y la experiencia personal, en lugar de hacerlo a través de elementos comunes como religiones, revelaciones, fe o tradiciones.[1][2]
En general, un deísta es aquella persona que asegura la existencia de por lo menos una divinidad, pero no necesariamente practica una religión y niega la intervención divina en el mundo.[3] En este caso, quienes siguen el deísmo creen en una deidad creadora pero que no se involucra en ámbito alguno.[4]
Hay una variante del deísmo de la voz latina Deus otiosus ("dios inactivo"). Este concepto es empleado para describir la creencia en un dios creador pero que en algún momento se retira y deja de involucrarse en su creación, lo que constituye un principio central para el deísmo. Está difundido ampliamente en África, Melanesia y América del Sur