NO, PORQUE En la celebración de la Misa levantamos nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras voces a Dios, porque somos criaturas compuestas de cuerpo y de alma y es por esto que nuestra oración no está confinada a nuestras mentes, a nuestros corazones y a nuestras voces, sino que también se expresa en nuestro cuerpo. Cuando nuestro cuerpo participa en nuestra oración, oramos con toda nuestra persona, como espíritus encarnados tal como Dios nos creó. Este compromiso de todo nuestro ser en oración nos ayuda a orar con una mayor atención.
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NO, PORQUE En la celebración de la Misa levantamos nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras voces a Dios, porque somos criaturas compuestas de cuerpo y de alma y es por esto que nuestra oración no está confinada a nuestras mentes, a nuestros corazones y a nuestras voces, sino que también se expresa en nuestro cuerpo. Cuando nuestro cuerpo participa en nuestra oración, oramos con toda nuestra persona, como espíritus encarnados tal como Dios nos creó. Este compromiso de todo nuestro ser en oración nos ayuda a orar con una mayor atención.