La vida cotidiana de los mayas estaba siempre impregnada por las creencias religiosas. Contaban con numerosos templos dedicados a sus dioses, estas divinidades estaban vinculadas a la naturaleza: el cielo, la muerte, el sol, el maíz, etc.
Al igual que las cristianas y que otras muchas, las creencias mayas partían del enfrentamiento entre el bien y el mal, con la diferencia de que tanto uno como el otro tenían carácter divino. Ambos poderes aparecían en continuo enfrentamiento, pero siempre como antagonistas unidos.
Los dioses vinculados con el bien, producían cosas buenas y provechosas como la lluvia o las cosechas abundantes; mientras que las divinidades relacionadas con el mal causaban desastres, hambrunas y otras calamidades.
La vida cotidiana de los mayas estaba siempre impregnada por las creencias religiosas. Contaban con numerosos templos dedicados a sus dioses, estas divinidades estaban vinculadas a la naturaleza: el cielo, la muerte, el sol, el maíz, etc.
Al igual que las cristianas y que otras muchas, las creencias mayas partían del enfrentamiento entre el bien y el mal, con la diferencia de que tanto uno como el otro tenían carácter divino. Ambos poderes aparecían en continuo enfrentamiento, pero siempre como antagonistas unidos.
Los dioses vinculados con el bien, producían cosas buenas y provechosas como la lluvia o las cosechas abundantes; mientras que las divinidades relacionadas con el mal causaban desastres, hambrunas y otras calamidades.